Al momento de escribir este artículo estamos a 25 de diciembre, que, realmente, es una fecha emblemática para el mundo Cristiano y la más bella celebración: el Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios.

Ya viene un año nuevo y si bien par esta época trascienden frases de nuevas energías, de visión renovada para seguir en la senda de la concordia y de renovación, lo cierto es que nuestro país necesita de la unión de todos y todas para establecer un esfuerzo mayúsculo que permita una vida de mucha paz para, primero nuestras familias y segundo, para todo nuestro país, que es la única familia que tenemos en este cosmos geopolítico.

Debemos hacer votos por cambios estructurales en la forma de ver y enfrentar día a día los retos para construir un mañana que nos invita a entender que el futuro ya es hoy y cada segundo que transcurre. Añoranzas, buen aspecto para el amor entre amigos y semejantes, cada ciudadano debe velar por el aporte particular para ese mejor país que todos necesitamos.

No es en otro país donde debemos correr los hilos de la acción par un cambio de vida, es en el nuestro donde debemos poner nuestras fuerzas y sacrificios para que nuestros hijos retoñen enseñe esfuerzo y en ese sentido de pertenencia que les atañe.

Es el deseo. Es la verdad. Felices fiestas y renovass esperanzas para un país cada vez más de nosotros.