Si la semana pasada hablábamos de viajes que son necesarios, esta semana continuaremos por la misma línea de las experiencias vitales para un proyectista.

En nuestra época de estudiante, otro de nuestros profesores, pero esta vez de diseño arquitectónico, Rafael Peña, nos recomendaba que ampliáramos nuestra memoria visual. Esto, en términos prácticos para un estudiante de la UASD, no suponía necesariamente viajar, pero sí aplicar otros métodos de viaje: el viaje de los sentidos. En tal sentido sus recomendaciones, desde nuestra interpretación de sus palabras,  iban más por el lado de que un estudiante de arquitectura, y desde luego un arquitecto, debía experimentar con sus sentidos y al mismo tiempo acumular memoria visual para dar respuesta a varias de las cuestiones de diseño durante su vida profesional…

Pero… ¿Cómo?

Si viajar y conocer mundo,  y las obras en vivo de los grandes arquitectos, era la mejor opción, no necesariamente era la única. Peña nos recomendó ver revistas y publicaciones varias sobre proyectos de edificación, de interiorismo y de paisajismo. Pero no solo de arquitectura, también de la naturaleza e incluso de ciencia ficción.

No sabemos si esta última parte nos la comentó nuestro profesor o nos llegó por otro lado, pero es, sin duda alguna, uno de los mejores ejercicios para la creación de imágenes mentales que puede tener un proyectista: observar la naturaleza por un lado, y conocer a los autores de culto en cuanto a ciencia ficción. Hoy a más de 100 años de su partida Julio Verne se merece un lugar destacado en la biblioteca de un proyectista; hoy a más de 100 años de su nacimiento Isaac Asimov es un autor de referencia en nuestra mesita de noche.

Viajar cuesta dinero…imaginar es gratis.

Tomar un avión y conocer mundo, un barco, el automóvil o una bicicleta, ha sido uno de los métodos de aprendizaje de muchos arquitectos de culto, pero esto cuesta dinero y a veces ese dinero hace falta para otros asuntos.

Una revista como https://www.nationalgeographic.com.es/ cuesta unos 3 dólares, aproximadamente, o su equivalente en pesos dominicanos y nos permite conocer una aurora boreal sin viajar a Alaska; nos permite conocer el delta sin viajar a Egipto.

Lo ideal sería que un estudiante de arquitectura de una universidad dominicana tuviera acceso a publicaciones tan relevantes en el mundo del diseño como  Arquitectura Viva    (http://www.arquitecturaviva.com/)  u otra tan voluminosa como interesante como es El Croquis (  https://elcroquis.es/)  por mencionar dos.

Hoy lo dejamos aquí, con la sensación del deber cumplido. ¡Adelante compañeros y colegas, las imágenes nos esperan para alimentar nuestros sentidos!