Los mejores de los hombres
Son aquellos que no se crecen ante
Los humildes ni se humillan ante
Los poderosos.
Al-Muqaffá.-
Un laberinto es algo creado con la expresa intención de confundir. Abundan en apariencias las salidas aunque normalmente aparece solo una entrada y al final por igual, es una sola salida. En eso estamos al parecer eternamente sumergidos los dominicanos, en laberintos institucionales y morales simplemente horribles, desde donde solo salen podredumbres que envenenan este presente y ponen en peligro hasta la esperanza de un futuro mejor.
Todas las cosas nos las presentan como si fueran diferentes en sus formas y fondos, pero al final convergen en el mismo punto de indiferencias, indelicadezas y variados tipos de blindajes y tipos de borrón y cuenta nueva. Esa ha sido la historia y eso nos presagia el futuro.
No recuerdo las veces ni podría describir en toda su magnitud las tantas maneras que nos han presentado para que se produzca un cambio verdadero en medio de un real y engañoso caos de palabras heterogéneas, aunque todas con visión de engaño.
Y estoy plenamente consciente que como ciudadano nos quejamos por todo lo que hacen nuestros indelicados dirigentes políticos en su gran mayoría y somos ingratos, no queremos reconocer que ellos nos aman y nos tienen más presentes en todas sus artimañas y tramposerías, y que nos quieren más, mucho más que los tiburones a la sangre.
Este es un pueblo que confunde el ser bueno con ser pendejo y por querer ser bueno es que no quiere reconocer la maldad que encierran todos aquellos carentes de moral, que han vivido y viven entre intrigas y articulando cuantas bellaquerías puedan llevar a cabo con el propósito de saciar su insaciable ambición de querer ser príncipe, pretendiendo borrar su pasado de plebeyos. Y aquel que por una u otra razón se puede enterar o vivir de cerca con esta espécimen degradada de la raza humana y que dicen ser políticos que luchan por el bienestar de los demás, viven con la agrura a flor de labios ante la impotencia para ponerle alto a todo este desastre institucional y moral que en nombre de una malograda democracia nos quieren hacer vivir por siempre estos consorcios y agrupaciones de aprovechados, predestinados o auto desprendidos políticos.
No puedo negar aunque lo quiera, que estoy indignado por ver como cada día nos presentan un espectáculo nuevo para alejarnos de la realidad. Los bosques desaparecen, la delincuencia azota y con las estadísticas amañadas nos quieren decir que estamos equivocados, porque todo es reelección, elecciones, amarres descarados para mantener la justicia con los ojos bien abiertos pero miope, amarrada, y por esos derrumbaderos continuamos.
La miseria moral de algunos trogloditas enquistados en el poder, detrás del poder, y otros tantos con más poder fuera del mismo que si estuviesen dentro de él, es simplemente increíble. No existe un solo acto moral encabezado por determinados abogados a los que Maquiavelo les quedaría chiquito en estos tiempos, vetustos insaciables que siguiendo órdenes de algún predestinado, tratan de acabar con la honra de quien sea, todo en aras de proteger a los perros de presa que cuidan al amo.
Y lo he dicho, sé que lo he dicho mil veces y mil veces más lo diré, que no se si al salir de este desgraciado laberinto, elaborado por la claque mafiosa, cobarde y protectora de narcos, importadores de sicarios y por demás abominables abogados y espalderos, me encontraré con el nefando disparo que se aloje en mi o en uno de mis seres queridos. No lo sé, pero sí que he escuchado la manipulación del arma.
Y no es posible que todos los que están bajo la protección del priorato se confundan, y piensen que el miedo es solo debilidad, ya que el mismo puede convertirse en una fortaleza para saber esperar el momento cuando intenten volar solos y ver cuán tan alto pueden hacerlo antes de irremediablemente caer destrozados por el peso de la verdadera justicia. ¡Si señor!