Recuerdo haber leído en algún texto de la religión Baha’i algo así como que "No es posible construir una sociedad de oro con hombres de plomo".
La cita viene a cuentas a resultas de considerar nuestra propuesta de construir una nueva sociedad a partir de la realización de lo que hemos llamado "Metas del Bicentenario".
Las grandes metas necesitan de grandes hombres y mujeres, pero la grandeza de estos no reside en su poder o su riqueza, sino en la integridad de su espíritu, su inteligencia y la fuerza de sus convicciones.
Ciertamente, para nuestro caso, primero habría que empezar a construir por dentro de nosotros mismos. Es preciso empezar a cambiar desde el hogar y la escuela estos adulterados códigos de conducta social y aquellas aberraciones ancestrales arraigadas en la psiquis del dominicano; por ejemplo, el síndrome fatal del pesimismo, capaz de abrir cajas de Pandora y asumir oráculos de destrucción ante cualquier asomo de perturbación o crisis; también está el llamado complejo de Guacanagarix, que nos lleva a ponderar con excesiva generosidad las cualidades del extranjero en desmedro de nuestras propias potencialidades. Falso o verdadero, es preciso considerar también nuestra proclividad hacia la disipación y la molicie, o el peor de los defectos, que es el de considerar al Estado como padre protector de todos.
Por nuestra parte, no es necesario aclarar aquí que ni siquiera remotamente, nos consideraríamos en capacidad de evaluar con rigor científico y profundidad académica estas materias, cuyo escudriñamiento corresponde más bien al campo de la investigación psicosocial, la antropología y la moderna sociología urbana. Pero sí creemos que se hace necesario iniciar un proceso de búsqueda hacia la transformación del hombre y la mujer dominicanos de este siglo XXI.
En este sentido, merece un reconocimiento de todos la hermosa campaña de exaltación de valores ciudadanos que realiza el Despacho de la Primera Dama de la Republica a través de los diferentes medios de comunicación.
¡Bien por ti, Margarita!
En esta misma dirección va un pequeño esfuerzo que, desde la Superintendencia de Pensiones (SIPEN), hemos realizado como campaña de imagen corporativa, sobre la base de recabar el compromiso ciudadano hacia el cumplimiento de un conjunto de deberes elementales.
¿Qué significa ser un "Ciudadano 10″? Es muy sencillo, se trata solo de que intentemos actuar como si viviéramos en una sociedad del mundo desarrollado, Estados Unidos por ejemplo, en donde los hábitos del dominicano común cambian como por arte de magia con tan solo poner el primer pie en un aeropuerto de aquel país. Tratemos de hacer del nuestro, si no "un Nueva York chiquito", al menos una Republica Dominicana del tamaño de nuestra dignidad.
He aquí nuestro simple decálogo de Deberes Ciudadanos:
- Yo respeto y cumplo la Ley.
- Yo respeto y cuido los bienes públicos.
- Yo respeto las señales de tránsito.
- Yo respeto y cuido el medio ambiente.
- Yo cumplo fielmente mi horario de trabajo.
- Yo ahorro electricidad en mi casa y oficina.
- Yo cumplo con el pago de mis impuestos.
- Yo velo por la educación de mis hijos.
- Yo no desperdicio el agua potable.
- Yo ahorro para cumplir mis metas.
Yo también puedo ser un "CIUDADANO 10".