En diversas ocasiones se ha tratado la temática del PRD y de Miguel Vargas Maldonado desde el foco de sus errores políticos. Resulta interesante observar su accionar, y las consecuencias del mismo, desde el punto de vista de la comunicación política. Es decir, analizar su desempeño desde el estudio de la interacción con los públicos con el fin de construir consenso para lograr poder.

Varios estudios ubican a este dirigente político como un referente minoritario y con alta tasa de rechazo. Esto no es fortuito. Tampoco es, del todo, el resultado de un PRD dividido en gran medida gracias a su tozudez y, según algunos, a su coincidencia con intereses contrarios a ese partido. Muchos establecerán que esta situación se produce por errores políticos pasados (su negativa, siendo presidente de esa organización, a participar en la campaña presidencial del PRD en el 2012, entre otros). No es la temática que interesa. Sin embargo, me atrevo a afirmar que la poca potabilidad política de Miguel Vargas Maldonado se debe más a rasgos de su performance comunicativa, que a su actuación ante la disidencia interna.

Como es visible, muy pocas actuaciones de Miguel Vargas Maldonado tienden a construir consensos

El decrecimiento paulatino y acelerado de Vargas ha sido el fruto de su manejo empresarial de la organización política que preside. Así como se debe también a un modelo comunicacional construido con raíces en la gestión privada, tan distinta de la administración y búsqueda de consensos a que debe atender un político. Para demostrar este punto no hay que ir muy lejos. Más allá de su errática insistencia en constituirse en un referente de la derecha (en un espectro político-ideológico que este sector tiene un exitoso representante en Leonel Fernández) están sus negativas a converger. El constante afán excluyente de todos los sectores que no coinciden con su persona.

Pero analicemos un poco los elementos de su participación en la vida pública. Todas las imágenes y apariciones tienen un factor común: lo alejan de la sociedad. El rictus de Vargas Maldonado es el protagonista de todas sus apariciones públicas. Su atuendo extremadamente cuidado y lujoso, el toque de brillo en el pelo, muestran un dirigente más preocupado por su imagen que por la sociedad.Los escenarios en los que aparecedefinen un enclaustramiento, una distancia. El stage azul donde realiza ruedas de prensa parece más un cuarto de máquinas que un escenario político.El lenguaje corporal de Vargas lo define como una persona esquiva, poco abierta a los demás

En el aspecto discursivo: contenidos técnicos, poco clasificadores, términos desconectados de la realidad Partido Revolucionario Dominicano y el país. Por otro lado, el predominio del “yo” en la mayoría de las interacciones, convierte su dinámica en hiper personalista. Un ejemplo de esto es cuando promociona el confuso regreso de Janet Camilo al PRD diciendo: "recibiendo respaldo de mi amiga y compañera…”. Como si se tratara del respaldo a su propia persona y no de un regreso a las filas del PRD. Este rasgo hiper personalista no sería un problema si su imagen no cargara con el desgaste y la tasa de rechazo que tiene.

En el mismo sentido, algunas palabras talismán en la performance de Vargas Maldonado limitan su target a su grupo de consejeros áulicos. Un público compuesto en su mayoría de abogados y tecnócratas. "Institucionalidad", "disciplina", "coherencia", "gerencia política": conceptos que no guardan relación con la sustancia y el ADN perredeísta. También, a su lado, como único estandarte referencial histórico del perredeísmo, aparece la frívola y sombría figura de Peggy Cabral.

Como es visible, muy pocas actuaciones de Miguel Vargas Maldonado tienden a construir consensos. Esto ha sido una constante en su carrera política. Estos y otros elementos dan indicios de un modelo comunicacional que mantiene al PRD y a su dirigencia aislados de la sociedad. Cualquier observador que eche una mirada a las encuestas y estudios de percepción y cruce las exigencias de la sociedad con las actuaciones de este dirigente se preguntará: ¿para quién comunica Miguel Vargas?

El autor es escritor y estratega en comunicación. Socio gerente en nazariocomunicacion.com.