Odalís G. Pérez
Odalís G. Pérez

Introducción:

Al presentar esta Ciber-exposición pictórica, "PANDEMONIO", de Odalís G. Pérez, la cual, es posible que sea la primera de esa categoría en este país, y que, representó ser un escándalo en audiencia, ya que alcanzó a tener el máximo de cien (100) usuarios (visitantes virtuales) que es lo que soporta la plataforma digital gratis de Zoom, me permito iniciar con este poema de Odalís G. Pérez:

"Remota cercanía"

Vuelve a la gravedad

Y al dinamismo del punto.

Espera que regrese la palabra.

No pierdas la voz

Ni la mirada.

Respira hondo

Pero avanza

El ojo que te mira

Espera tu respuesta

Nada más para decir lo necesario del ser y la pregunta

Duele cada vez más

La encrucijada y el deslinde

El cuerpo que está en

ti

Amaneciendo a penas

Diciendo lo que espera

Tu deseo

No es tarde. Sin embargo la mano apunta aquel despojo de la noche.

Ven

Acércate viva en la presencia

Sueña la palabra de estos días.

15/4/2020.

Es imposible separar la narratividad poética de la narratividad pictórica.

En ambas apuestas, discurre la travesía del creador. La búsqueda imperceptible del artista. Su inagotable potencial creativo.

Hoy, los he convocado para develar un acertijo luminoso, sobre este tiempo de incertidumbre. Nada más apremiante y germinal, que esta novedosa revelación del artista, más conocido como el cientista, el acucioso y polémico investigador de los sentidos y contrasentidos del discurso y sus avatares.

La historia del atisbo:

Un 26 de marzo, entre el rumor y la cábala sobre algún virus planetario, el país se atiborraba en la bruma y la incertidumbre estatal, todos llevábamos encima la duda del descalabro o no de nuestro paralítico Sistema Nacional de Salud, cuando, de repente, abro mi whatsApp y mi vista se llenó de asombro, al encontrar unos trazos convertidos en signos-sentidos gráficos, desde el decir unos cuadros que prefiguran un tiempo que rompe con su tiempo, una mirada situada en los bordes de líneas que, entrecruzadas con el color negro, inducen a gritos, esqueléticas figuras fantasmales que bordean los rituales de las morgues y las esperas en infernales salas de emergencias.

Es entonces cuando miro, con asombro, cada cuadro, como quien no quiere acercarse a un cuerpo visual infectado, y recuerdo que se trata de una memoria gráfica. Es entonces cuando me dispongo a ejercer mi pretendida acción de rutinario curador de pinturas que adornan mis olvidos.

De ese impacto espiritual, es que aparece la primera serie de pinturas, titulada "Esbozo para una Semiografía viral, representada por un corpus gráfico-discursivo de veintiséis (26) cuadros, de los cuales, como en las demás series de esta Ciber-exposición pictórica, he seleccionado una muestra de cuatro (4) cuadros, para ganar espacio y tiempo en este cibernético evento cultural.

De ese "Esbozo para una demografía viral", el sujeto-creador, apuntala su pincel sobre blancos espacios que reciben el trazo de horizontalidad de unas líneas que se entrecruzan, para sostenerse sobre la representación semiótica de un tiempo enfermo, diezmado por un aguijón pandémico o un virus que transita en su miniatura de catástrofe… de tos, infección pulmonar y anarquía febril. El pintor presenta su diagnóstico de flemas y escalofríos, a partir de trazos que se incorporan a su poética pictórica, contra el azote viral.

No conforme con esa embestida creativa e imaginativa, se ve como nos convoca al arrebato imaginativo y, es entonces, cuando aparece la serie de pinturas titulada "Continentes-Sueños", donde la carta de la muerte, al no encontrar su otro rostro de ánima en pena, procura el vendaval del luto y las tumbas, construyendo su saeta de espanto y de muerte. Alzando hacia el mundo su vuelo onírico, surcando los acantilados de la penumbra, desde la mirada gráfico-estética de este hermeneuta en cuarentena.

Es el ojo crítico del pintor…el que ahora se desliza sobre los pigmentos del color. Es su otra apuesta humanística: Su arrebato contra los demonios de esta soledad que hoy nos acompaña y pretende desgarrarnos en su pesadilla.

Es así como se devela o se revela el acertijo, el enigma del otro que habita en el poeta, aquel pintor que aflora junto a los designios del esteta, el imago de la palabra, construyendo desde la imagen…su otra espada luminaria y su saeta.