Mucho se ha hablado de consentir los impagos de las tarifas de la luz eléctrica, el agua potable, el teléfono, la televisión por cable, el internet e incluso se habla de el no pago de los alquileres comerciales y los de viviendas. En términos de personas jurídicas, se habla de prórrogas impositivas, posposición del pago de intereses bancarios, reducción de las tasas de interés y otras medidas, en fin, todas estas medidas son indispensables para salvaguardar el aparato productivo del país y para lograr que la mayor parte de los ciudadanos de clase media baja en adelante, permanezcan en aislamiento en el seno de sus hogares.
Las autoridades dominicanas tienen que, si se quiere, aplatanar las recomendaciones de los organismos internacionales de salud, incluso, las propias experiencias de países de primer mundo como China, España e Italia, que son países donde el ingreso per cápita es muy superiores al nuestro, donde el Covid-19 ha causado estragos, pero la economía ciudadana ha podido ser llevadera, con pocas excepciones. En países pobres y tercermundistas el virus del Covid-Económico puede ser mucho más letal que el propio Covid-19; porque el económico además de imposibilitar el aislamiento de los más desposeídos, podría incluso provocar un estallido social y otras consecuencias impredecibles.
Nuestras autoridades tienen la responsabilidad de gestionar soluciones prácticas y que no promuevan la aglomeración de personas, para repartir alimentos a las familias más necesitadas, aquellas que se ganan el sustento trabajando el día a día y además de los cientos de miles que pueden quedar desempleados y/o cesantes de sus empleos; aunque para esto el gobierno tenga que acudir a organismos multilaterales a gestionar prestamos, donaciones u otras ayudas, tocar las puertas de socios comerciales como USA, Canadá y ya que no podemos llamar a Taiwán, que con seguridad nos habría tendido su mano, gestionar ayuda con China, que sabe qué se necesita para contener el virus y tiene la capacidad financiera para colaborar en esta gran crisis Sanitaria y Económica.
Pero estas acciones no pueden esperar, es ahora que se deben hacer las gestiones y, de no lograr un resultado favorable, posponer el pago del servicio de la deuda, priorizando salvaguardar la alimentación de la población. No menos importante es que actualmente las pruebas del Coronavirus sólo están al alcance del 5% de la población, por lo que se hace indispensable que el Estado asuma ese costo para que todo el que la requiera pueda hacérsela. Reiteramos que los más interesados en hacer las pruebas que correspondan debe ser el Estado, para poder tomar las medidas de aislamiento y así evitar el contagio.
Sin embargo, nos oponemos tajantemente a la propuesta de algunos sindicalistas- empresarios, confundidos y bocinas del poder político y económico de tomar parte de los fondos de pensiones para entregarla a los asalariados que cotizan. Eso simplemente seria quitarle la responsabilidad al gobierno y a los patronos en esta crisis, repartiendo unos fondos que no les pertenecen. Esos fondos ya son de los trabajadores y, constitucional y legalmente, nadie puede disponer de ellos, que no sea cada dueño individual. Sería el negocio del siglo para el gobierno, para los bancos y para las empresas, que han tenido muchas vacas gordas y ahora pretenden que los obreros paguen.
Ya las proyecciones de las pensiones son de miseria, estimadas en un 20% del sueldo que se recibirá en 30 años ¿qué será de ellas si ahora le sacaran un 30% de sus fondos?
Sin dudas, el gobierno debe adoptar medidas más contundentes que eviten que el pueblo se desespere, pues el Estado tiene que responsabilizarse y garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, como son la salud y la alimentación de los dominicanos, por lo que le corresponde hacer el aporte que sea necesario para que además de alimentos, también le llegue una suma de dinero a cada persona pobre, de forma que se le garantice poder comprar alimentos y medicamentos. Pero no es menos cierto, que la solidaridad debe imperar entre todos los dominicanos por lo que las empresas, los empleados liberales, los profesionales, en fin, los más favorecidos tenemos que encargarnos de los que más necesitan y están en nuestro entorno inmediato, como son el servicio doméstico, empleados formales e informales y otros. Es decir, todos ser parte de la solución de esta calamidad que atravesamos juntos.