En el momento más crítico de la Pandemia Covid-19, la doctora Alma Morales culmina este septiembre 2020 su estadía en esta nación. Epidemióloga y salubrista aplicada, es la representante de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial (OPS/OMS) en República Dominicana. Provenimos de la misma Alma Mater centroamericana y me siento orgulloso de su gestión. Asumir la OPS, asesorarse de sus especialistas y aprender de las enseñanzas aprendidas en más de 100 años y cientos de países afectados por las más temibles epidemias, es una ventaja competitiva de cualquier nación.
La productiva colaboración entre Ministerio de Salud Pública y OPS logró avances en los pasados 50 años. El Ministerio de Salud Pública es el órgano rector de los estados de emergencia nacional causados por problemas de salud. Pero, el actual gobierno creó dos comisiones y designó varios asesores en el control del Covid-19. Nos cuesta admitir que técnicos improvisados consulten su librito para “inventar el hilo en bollito”. Si es que necesitamos asesores, OPS/PNUD tienen mucho que ofertar.
A las puertas de un nuevo gobierno, con autoridades del sector salud recién designadas y organizadas en una novel comisión de transición, es momento de implementar desde hoy y en los primeros 100 días del nuevo gobierno, las siete (7) nuevas acciones de impacto rápido. Estado de Emergencia si, pero no para hacer lo mismo. En la sesión 194 realizada el pasado domingo19 de julio, el Senado aprobó la Resolución que declara el Estado de Emergencia por 45 días, la sana distancia y el control de los eventos de masas es vital. Subrayamos indicaciones de OPS en especial, igualmente propuestas clave del Foro Virtual de Salubristas y Epidemiólogos de República Dominicana.
Primero: Territorialización de la vigilancia epidemiológica. Las acciones de contención y seguimiento de casos no ha contado con un monitoreo permanente en barrios y comunidades afectadas. Una vigilancia de febriles casa por casa, de casos sospechosos y casos probables, no en “provincias” sino en ciudades. La gente con sospecha de padecer Covid-19 tienen que salir de sus hogares y llamar amigos para conseguir los servicios de diagnóstico y tratamiento definitivo. El sistema de vigilancia debe asegurar la búsqueda activa y decidir a quién se le hacen pruebas diagnósticas (PCR).
Segundo: Sistema de adquisiciones abiertas para equipos y aditamentos de PCR. Mientras más equipos compatibles se tengan, más eficientes y masivas serán las pruebas. Necesitamos que se adquieran equipos a utilizar con cualquier tipo de mediciones del RNA del virus vía la reacción en cadena de enzimas polimerasas (PCR). Favorecemos compra de equipos con plataformas abiertas. El país se ha ido por la “plataforma cerrada” permitiendo la adquisición de compañías fabricantes exclusivas con equipos incompatibles. Se compra equipos y se ofertan sólo sus reactivos y aditamentos. Este abordaje cerrado limita la eficiencia y efectividad. Se impone conocer dónde es que están los diversos equipos nacionales y comprar lo que haya que adquirir con plataformas abiertas.
Tercero: Empoderar la participación comunitaria en prevención y control de la pandemia. Se imponen las asambleas de riesgo controlado y distancia saludable con los dirigentes de federaciones de juntas de vecinos y comunitarias. Con promotores, supervisores, inspectores ambientales y vigilantes de salud. Mientras más gente esté participando en cada ciudad y barrio, más fácil será la localización de casos sospechosos, el aislamiento y tratamiento oportuno. Es precisamente el lema contrario al argüido en la pasada campaña electoral: “protégete tú, que de tu provincia nos ocupamos nosotros”. Debe ser “protejámonos entre todos a sana distancia”.
Cuarto: Rectoría plena, dura y multiplicada por 100. Si el nuevo gobierno nombra cardiólogos y clínicos en la gestión del Covid-19 no está entendiendo el problema. Si el órgano rector de la pandemia es el Ministerio de Salud Pública, esta estructura debe ser dirigida por sus mejores estrategas en epidemiología, salud pública, gestión y planificación estratégica. No es momento de inventar, sino de designar un equipo de expertos con un líder que robustezca la rectoría del Ministerio de Salud. Es una atribución del Presidente Abinader, pero él tiene de dónde escoger el funcionario que será líder de este sector, con la participación de todos.
Quinto: Contener incidencia y subyugar letalidad con insumos, medicamentos críticos y equipos de protección personal. Roberto Capote Mir, estratega de la salud pública americana, ido a destiempo, afirmaba “si no podemos evitar que la gente se enferme, aseguraremos que cuando enferme, no muera”. En este componente al actual gobierno de República Dominicana, hay que reconocerle logros por la adquisición de medicamentos claves, también a clínicas y hospitales por su trabajo. Este domingo se registran 981 fallecidos acumulados con 10 defunciones nuevas. La tasa letalidad nacional es 1.86%. Muy inferior a México 11.7%, Canadá 8.1%, Ecuador 7.2%, Trinidad 5.9%, Guatemala 4.3% y Brasil 3.8%.
Sexto: Involucrar academias en formación de recursos humanos en epidemiologia, gestión, promoción, cartografía y matemáticas en salud. Todos los promotores, supervisores, enfermeras y médicos de las direcciones provinciales deben ser entrenados y capacitados de nuevo. Muy en especial de las ciudades más afectadas por la incidencia. Asimismo, el ministerio debe fortalecer la Dirección de Epidemiología Nacional y sus unidades en las direcciones con apoyo de OPS/OMS. PUCMM, UTESA y otras universidades del Cibao pueden asumir este programa virtual-presencial en la Región Norte.
Séptimo: programar con tiempo la nueva reactivación económica, crear comunicación estratégica y fortalecer vigilancia con Haití. Un nuevo plan de reapertura de empresas y actividades productivas de alta demanda y capacidad de oferta acumulada, que asegure el riguroso control del riesgo de transmisión del Covid-19, tanto en traslado de empleados, en su estadía laboral y jornada productiva, favoreciendo el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno. Asimismo, debemos masificar de forma diferente las medidas preventivas contra el Covid-19 con una comunicación estratégica. Finalmente, sugerimos un acuerdo de vigilancia compartida y concurrente con la República de Haití. Hay más puntos críticos que seguiremos en otras entregas.