Llegando del exilio Bosch divulgó su escrito “Hay que matar el miedo” y señaló: “Yo estoy dispuesto a hacer cuanto deba hacer, a arrodillarme ante quien deba arrodillarme para que podamos sacar de mi humillación, si es necesaria, y de la disposición de ustedes, que es imprescindible, una fórmula de convivencia democrática”. Arrodillarse buscando gobernar  podría ser un acto de humildad para captar votos, no humillación. Dialogar con opositores exalta a un presidente en ejercicio, siempre y cuando procure  cohabitación democrática, sin pactos espurios. Aunque duela, la oposición forma parte de los imprescindibles contrapesos de la democracia, lo que no ocurre en el autoritarismo absolutista.  Nueve días antes de ganar las elecciones de  Diciembre del 1962 Bosch, político curtido, expresó: “La presidencia es una carga muy pesada…”. “El que gana las elecciones tiene que hacerse perdonar la victoria, porque todo ganador deja detrás gente enconada…”.Ayer y hoy ese encono, mal canalizado, entorpecería actos de gobierno a favor del bien común.

Los diálogos entre gobierno y  oposición  incluyen  temas del área ejecutiva y la búsqueda de consensos para aprobar leyes prioritarias. No abarcan tópicos judiciales, pues no están bajo la jurisdicción del ejecutivo. Entre varios anhelos, la ciudadanía pide justicia, con debido proceso, sin revanchismo ni caza de brujas. Recordemos que en su polémica con Bosch, el Jesuita Láutico García citó  el artículo “Gobierno y Agitación” en el que Bosch planteó: “…en todos los casos el gobierno ejerce la omnipotencia civil y la ejerce mucho más cuanto más complicada va haciéndose la sociedad”.En su campaña Bosch desechó “la omnipotencia”, cautivó a“los hijos de machepa”, fustigó a“los tutumpotes”, no a los trujillistas, y capitalizó el “borrón y cuenta nueva”, publicitado por   leales seguidores suyos, no por él. Esa consigna le sumó miles  de votos.

El partido creado  por Bosch “para completar la obra de Duarte” ha exigido el cese de  acusaciones públicas a miembros del “ancien régime”. Simples señalamientos verbales no son apropiados. En cambio, cuando haya pruebas se deben formular ante la justicia cargos bien sustentados. Sorprende que los quejosos ignoren que supuestas imprudencias de ahora serían oberturas celestiales comparadas con palabras apocalípticas del discurso de Bosch al retornar del extranjero, siendo presidente electo. Sin tapujos, Bosch formuló su “Paredón Moral”, distinto al paredón cubano: “…nosotros vamos a establecer la degradación cívica en acto público y solemne para todo el que en este país le coja un centavo al pueblo. Todavía aquí no se conoce lo que eso significa, pero eso es el paredón moral, eso es gravísimo. Los hijos y los nietos, y los biznietos y los tataranietos de los que sean degradados en acto público y solemne de sus derechos cívicos en presencia de la multitud y en presencia del ejército, con las banderas enlutadas y los tambores enlutados y las cornetas enlutadas, se sentirán peor que si los hubieran fusilado por ladrones y por asesinos”. “La democracia tiene sistemas de paredón moral con los cuales puede hacer más ejemplarizadora su acción, puede ser más positiva. La democracia no tiene que derramar sangre, la democracia solamente tiene que ser justa, defender en todo momento al pueblo y sus derechos, defender las libertades y defender el centavo del pueblo, porque cada centavo es una gota de sudor de un dominicano”.

Para proteger el patrimonio público el Art. 5 de la Constitución de 1963 consagró que: “Se declaran delitos contra el pueblo los actos realizados por quienes, para su provecho personal, sustraigan fondos públicos o, prevaliéndose de sus posiciones dentro de los organismos del Estado, sus dependencias o entidades autónomas, obtengan ventajas económicas ilícitas. Incurrirán en los mismos delitos las personas que, desde las mismas posiciones, hayan proporcionado deliberadamente ventajas a sus asociados, familiares, allegados, amigos y relacionados. A los convictos de tales delitos les será aplicada, sin perjuicio de otras sanciones previstas por las leyes, la pena de Degradación Cívica, la cual organizará la ley; además, se les exigirá la restitución de lo ilícitamente apropiado”.

Con su consigna  “Vergüenza contra dinero” y atento “al rumor público” , Bosch investigó, destituyó, sometió a la justicia y encarceló a un apreciado amigo que era su asistente, porque intentó extorsionar y reclamó dádivas dizque para agilizar la aprobación oficial de un proyecto industrial. Su mensaje fue claro: “..el Presidente de la República no tiene amigos ni enemigos, ni arientes ni parientes”.. “Este gobierno en ningún caso ordenará, ni protegerá, ni encubrirá una inmoralidad,…”.El golpe de 1963 traumatizó el desarrollo democrático. Perversamente derogó la Constitución que incluía la Degradación Cívica a desfalcadores y la  no reelección consecutiva. Fuera de aquí, la justicia ya ratificó la condena a 8 años de cárcel, y a la Degradación Cívica  por 25 años a Rafael Correa, expresidente de Ecuador, por cohecho y partícipe en la corrupción de Odebrecht. O sea, en los próximos 25 años no  será  candidato electoral ni funcionario. La hegemonía del PLD se inició en 1996, hace 24 años.