Aprobado por el Senado de la República, todo apunta a que la Cámara de Diputados aprobará el nuevo Código Penal. No importan sus incongruencias, contradicciones sustantivas por la colisión de modelos de pensamiento, la histeria punitiva en él reflejada; ergo, el desencuentro con disposiciones constitucionales sobre el fin reeducativo de la pena y la promesa de reinserción a la sociedad de los condenados; y la penalización del aborto, aún cuando el embarazo sea el producto de una relación sexual impropia -incesto o violación-, si la vida es inviable -malformación incompatible con la vida- y de correr peligro la vida de la madre.

Si finalmente lo hace el Congreso Nacional, a pesar de que con ello se deslegitima, muchos pudieran afirmar que está dentro de sus prerrogativas constitucionales, partiendo de una visión autoritaria del mandato recibido por los legisladores -nosotros los elegimos, ellos nos prometen y nosotros tenemos que callarnos si desdicen sus ofrecimientos- y como consecuencia de creencias religiosas que son superpuestas a la ciencia y a los derechos humanos, llamados estos a ser protegidos y defendidos por parte del Estado, senadores y diputados incluidos.

Que lo hagan los legisladores no sería extraño; pero que lo promulgue y publique el presidente Luis Abinader, caracterizado en su ejercicio por escuchar al pueblo y traducir los anhelos ciudadanos en realidad, lo haría a contrapelo de sus promesas electorales, de lo que su propio partido, el PRM, ha proclamado – en 2017, el PRM y sus legisladores recordaron su posición sobre el aborto en las tres causales a través de una carta-; y, además, sería una manifestación de incoherencia con sus afirmaciones como presidente de la República.

Efectivamente, durante la entrevista con el director del periódico El País en América, el periodista Jan Martínez Ahrensel, en el mes de diciembre de 2020, el presidente, aunque en temas controvertidos como como el aborto y el matrimonio homosexual no ofreció posiciones claras, desató un revuelo en el país, al favorecer las tres causales que permiten la interrupción del embarazo, tal como lo planteaba en ese momento el proyecto de reforma al Código Penal que cursaba en el Congreso Nacional.

Pero esta no era la primera vez que Luis Abinader se refirió al tema. Lo hizo en un desayuno en el Listín Diario en 2018 cuando expresó: “Nuestro partido tiene una posición en cuanto a las tres causales. Nosotros pensamos que debemos apoyarlas”.

De hecho, mucho antes, en 2014, siendo también Abinader aspirante presidencial del PRM secundó la observación del entonces presidente Danilo Medina. En ese momento, el presidente Medina devolvió a la Cámara de Diputados el Código Penal para que se especifique la despenalización relacionada a la interrupción del embarazo en los casos que peligra la madre y cuando se produzca una violación e incesto.

No estando conforme a lo prometido como candidato, difiriendo de sus afirmaciones como presidente y siendo paradójico con la posición del PRM, una vez aprobado por el Congreso Nacional, de seguro el presidente demostrará que es una persona coherente y que sus palabras tienen mucho valor, no son huecas, cuando vete -observe- el Código Penal que emane del Congreso Nacional. Quienes votamos esperamos las palabras hechas realidad.