Para una mayor eficiencia en el uso de los recursos, con frecuencia diversos sectores de la sociedad civil, legisladores y funcionarios reclaman la reducción del tamaño del Estado dominicano. ¿Cómo una nación tan pequeña como República Dominicana se gobierna como un mega Estado? 

La macrocefalia estatal eleva los gastos del aparato estatal y reduce los recursos para salud, educación, vivienda y seguridad ciudadana. El reto es continuar y renovar nuestros esfuerzos para tener un gobierno con menos burocracia, menos costoso, más responsable y más transparente. Pero pensar que reduciendo el presupuesto general de la nación y la inversión pública se le hace un bien a la gente es absurdo.

La mejor forma de eficientizar los recursos públicos en cambio, es mediante una estrategia integral de eliminación de duplicidades institucionales, lagunas y distorsiones fiscales y transparencia en el gasto y la inversión. 

En los países en desarrollo los estados juegan un rol esencial como empleador, ayudando en la disminución de la tasa de desempleo y la creación de nuevos puestos de trabajos (7.4% República Dominicana, fuente Banco Central 2016). Tenemos una nómina de  más de 500 mil servidores públicos, dentro de una informalidad en la economía del 57%.

Si hay programas o instituciones que los dominicanos están de acuerdo en que proporcionen beneficios mayores a sus costos, debemos seguir implementándolos, independientemente del nivel de gasto existente. De lo contrario instituciones retrogradas, ineficientes, con funciones reproducidas, sin políticas públicas claras y sin resultados deben ser eliminadas, protegiendo siempre los derechos de los trabajadores.

Debemos evitar las discusiones unidimensionales sobre la valoración de las instituciones del gobierno, pues pasan por alto el hecho que el Estado moderno tiene muchas funciones que ya no se sienten como las actividades tradicionales del gobierno, como la seguridad y el sistema judicial. Los ingresos fiscales se dirigen también a servicios públicos y programas de ayuda social.

Sí debemos discutir el tope de la deuda pública y la eliminación de la empleomanía parasitaria, pues más de la mitad de los ingresos del Estado se ubican en el pago de remuneraciones a empleados públicos y de intereses de la deuda (88.9% del presupuesto, fuente Digepres), lo que aleja el desarrollo del país.