Definitivamente, todos los dominicanos no viven en el mismo mundo, coexistimos en mundos paralelos, algunos totalmente desconectados de la realidad. Padecemos muchas veces de una especie de cretinización masiva que nos aparta de los verdaderos problemas y acaba con nuestra capacidad de sorprendernos y de reaccionar. Así, nos estamos sumergiendo cada día más en absurdos y contradicciones que un buen día nos pueden explotar en la cara.
No tiene sentido que un procurador general de la República, el encargado de la investigación de los hechos punibles y de la representación y defensa del interés público y social, opine que la cultura policial es la del robo en allanamientos cuando es sobre las espaldas de la Policía Nacional que recae el tan alabado plan de seguridad ciudadana.
En el mismo tenor, ¿cómo la propia presidenta de la Cámara de Cuentas puede declarar que el pillaje al cual ha sido sometido el país es tan grande que se han robado el equivalente de otra República Dominicana? Si no estuviésemos en el país de las maravillas los pilares del gobierno tendrían que tambalearse frente a declaraciones como éstas, que nunca antes autoridades del mismo Estado habían hecho con tanta franqueza.
Presenciamos permanentemente contradicciones casi esquizofrénicas: somos un país turístico en tiempo de cólera, con pretensiones a traer 10 millones de turistas y en el que las aguas que fluyen por las tuberías del INAPA no tienen las condiciones de higiene requeridas. Esperamos solamente que las aguas de INAPA no lleguen a un centro educativo de la tanda extendida donde se necesita agua para el desayuno escolar y el almuerzo.
Otro absurdo es el relanzamiento del programa “Bebé, piénsalo bien”, de la ex primera dama y actual vicepresidenta de la República. Este programa de muñecas en brazos no demostró sus frutos en el anterior gobierno, como bien lo manifiestan las estadísticas de embarazos en menores de edades. Es un programa enfocado a adolescentes de sectores económicos holgados que podrían no haber tenido la oportunidad de atender a muchos bebés. Me parece un insulto a la realidad de nuestros niños y niñas de sectores desfavorecidos entregarles otros bebés llorando y cagando. Ellos comparten no solo los gritos de los hermanitos, sino también muchas veces los de los sobrinos y de los vecinitos con los que viven hacinados. Nuestras chiquitas, sin tiempo para el ocio, desde que tienen fuerzas físicas hacen de niñeras y, desgraciadamente, adquieren más experiencias prácticas que con una muñeca.
El problema de los embarazos precoces no es de muñecas, las muñecas solo son mediáticas. Los embarazos precoces podrán disminuir con programas de educación integral y sexual científica obligatorios en todas las escuelas del país y con lucha contra la cultura machista y el hacinamiento.
Ejemplos, pues, tenemos de sobra. Vamos a pactar sobre educación en un país donde los pactos tienen tristes antecedentes, donde hemos visto pasar planes decenales nunca concluidos, otros pactos educativos no acatados, donde la política prima sobre el bienestar y la formación de las futuras generaciones, donde no sabemos conciliar sino siempre dilatar vía el respiro que da el pacto a las emergencias.
Las contradicciones de nuestra sociedad nos lleva hacía la aceleración del realismo mágico, agregando de esta manera múltiples capítulos a nuestra historia que, sin lugar a dudas, servirán de referencia a todos cuantos cultivan este género literario.