Si los plenos de las cámaras de Diputados y de Senadores la aprueban tal y como la Comisión Bicameral la ha presentado a la opinión pública, tendremos una buena Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas.
En ese sentido, debemos destacar que como uno de los aportes más trascendentes de la nueva norma, tendríamos el relativo a que la organización de las primarias estaría a cargo, exclusivamente, de la Junta Central Electoral (JCE).
La organización de las primarias por la Junta Central Electoral garantizaría, sin lugar a dudas, la democracia interna de los partidos políticos, en lo referente a la escogencia de los candidatos a los cargos de elección popular.
Sin embargo, esto implicaría la necesidad de que en las primarias sea utilizado el Padrón Nacional Electoral. En caso contrario, se podría poner en un alto riesgo la credibilidad de la Junta Central Electoral.
Además, de ser utilizados los padrones o listas de afiliados de los partidos, el órgano electoral tendría que dedicarle, innecesariamente, un tiempo precioso a la fiscalización de la elaboración y revisión de los mismos.
Debe ser, por lo tanto, de alta prioridad que la Junta Central Electoral tenga protegida su credibilidad frente a posibles cuestionamientos de los competidores internos de los partidos políticos, para lo cual el legislador debe dotarla de los mecanismos que le permitan tener un control pleno sobre las primarias.
En ese sentido, es pertinente tomar en cuenta que el aspecto más sensible de las primarias de los partidos políticos es su padrón de afiliados, que constituye la columna vertebral de unas elecciones.
Como un ejemplo de su importancia capital debemos recordar que el principal cuestionamiento a las procesos electorales, hasta las elecciones del 1994, estaba relacionado directamente con el Padrón Electoral. En esos traumáticos comicios su manipulación llevó a nuestro país al borde una nueva guerra civil.
Esto acontece también en las elecciones internas de los partidos políticos, en las que los principales conflictos que se producen durante su organización y después de su celebración, se derivan del cuestionamiento a sus padrones de afiliados.
La clave para el éxito de las primarias de los partidos es contar con un padrón confiable. El único padrón que reúne esta condición es el de la Junta Central Electoral.
En la actualidad ninguno de nuestros partidos cuenta con padrón de afiliados confiable. Cambiar esta realidad debe ser una tarea de los partidos, los cuales deben elaborar sus propios padrones para la escogencia de sus directivos.
Por lo tanto, en lo relativo a la escogencia de los cargos de elección popular mediante primarias, es indispensable la utilización del Padrón Electoral Nacional, para no poner en juego la credibilidad de la Junta Central Electoral y la propia integridad de las primarias.
Si yo me encontrara en el lugar del presidente de la JCE, doctor Julio César Castaños Guzmán y los demás miembros de ese órgano, como responsables de la organización de las primarias de los partidos, haría hasta lo imposible, ante el liderazgo político y el Poder Legislativo, para que en la Ley de Partidos se contemple la utilización del Padrón Electoral Nacional para las primarias.