Estuvimos conversando sobre ser hijos, ahora analizaremos ser padres. Para la mayoría de las personas es una etapa muy importante de la vida,

Hay una motivación instintiva a tener hijos. En algunas especies, conlleva muy poco de estimulación sexual y es puramente el procrear, a veces con muy poco contacto entre la pareja reproductora. En los Sapiens, el compromiso de cuidados es tan fuerte y complejo, que viene incentivado por un intenso deseo sexual, además de presiones sociales tanto para procrear, como para el cuido o crianza de los hijos. Pero hay una amplia variedad de padres, desde los que no les interesa ni siquiera conocer a sus hijos, hasta los que darían sus vidas sin titubeos por ellos.

En los animales, de forma instintiva podría verse un control de la natalidad. La reproducción de las especies se ve influida por el espacio vital o hábitat, cantidad de alimentos, presencia de peligros ambientales, etc. En las sociedades humanas aparecen las mismas tendencias instintivas que vemos en los animales, pero se mantienen sublimadas o camufladas. Antiguamente los grupos humanos tenían como meta el multiplicarse lo más posible, pero algunos científicos han alertado sobre frenar el crecimiento demográfico, en especial podemos señalar a Thomas Malthus (1766-1834). Hay fuertes debates a nivel internacional que oscilan entre el natalismo, que incentiva incrementar ilimitadamente la reproducción humana, hasta posturas muy contrarias como: guerras, propagar epidemias, castraciones sistemáticas, abortos, infanticidios, incentivar el homosexualismo, etc. Aparentemente la opción más sabia es  el camino medio. No, a una procreación irracional e irresponsable, pero tampoco estar en contra de la vida. Se ha estimado, que si cada pareja procrea al menos dos hijos (algunos recomiendan tres), es la forma de poder atender de forma correcta a su descendencia y de mantener equilibrado el crecimiento demográfico. Lamentablemente los pueblos más desarrollados, tienden a reproducirse poco y los más pobres e ignorantes, a la reproducción sin control. Esto podría contribuir indirectamente al subdesarrollo a nivel mundial.

En comunidades de mayor atraso socioeconómico, en ocasiones los padres ven a sus hijos como una inversión que pudiera asegurarles su futuro. En sociedades más civilizadas, los padres procuran asegurarse su futuro por sí mismos.

Los padres tienden a ver a los hijos como un artículo de su propiedad, lo que los lleva a querer mostrarlos como trofeos. Además en ocasiones, esperan lograr a través de ellos, las metas que personalmente no alcanzaron, ya sea porque no pudieron o porque les faltó la determinación para conseguirlas. No impongas tus metas a tus hijos.

En la actualidad, la capacitación de los hijos es mucho más prolongada, eso determina pichones más fuertes y capaces que los padres, que permanecen en el nido esperando que los padres les traigan el sustento. Con el agravante de que al ser adultos, sus necesidades aumentan, aumentando también su frustración. Sobre todo el padre, intenta lograr que dichos “polluelos” abandonen el nido, porque sabe que no siempre podrá darles lo que necesiten y que cuanto antes aprendan a volar, podrán desarrollarse mejor como adultos.

Ser buen padre es de las conductas que más te capacitan para recibir las bendiciones de tu padre Dios. Tus hijos no te pertenecen, los tienes en calidad de préstamo. Fuiste escogido para ayudarlos a desarrollarse.

Sobreprotegerlos cuando sean adultos, podría ser más dañino que el atenderlos poco cuando son niños. Hoy en día hay muchos padres que creen que ser excesivamente protectores y permisivos es sinónimo de quererlos mucho. Sin saberlo y sin quererlo, se convierten en los peores enemigos de sus hijos.

Cuando tengan fracasos, simplemente necesitan tu comprensión, orientación y cariño, para enfrentar las consecuencias y sobrepasar el mal momento. Si le das premios para que no se entristezcan, jamás te lo agradecerán. Tampoco necesitan que le estrujes con saña la herida.

Las huestes cósmicas observan constantemente tu dedicación con tus hijos, si lo haces bien, es uno de los mejores indicadores de que se te pueden confiar responsabilidades mayores. Cuando tengas dudas sobre qué hacer con tus hijos, no tardes en buscar alguien confiable que te dé asesoramiento, además de buscar en tu interior la luz que siempre estará esperándote. Un mal padre, difícilmente será un buen gobernante para una nación.