El pasado fin de semana se llevaron a cabo en Moca numerosos actos para conmemorar los 40 años del fallecimiento trágico del padre salesiano, “Apóstol de la Juventud Mocana”, Juan Miguel Vicente Martin, un salmantino que tuvo a la Villa del Viaducto como su patria adoptiva y donde desarrolló una gran labro que aún perdura. Una muestra de esto es que 40 años después se le sigue recordando.
La labor fecunda del Padre Vicente sigue viva en miles de mocanos y en el grupo de jóvenes que estuvimos a su lado durante los seis años que ejerció su vida pastoral en la comunidad mocana.
Entre los actos que se han desarrollado en Moca el pasado fin de semana para recordar al Padre Vicente se encuentran un conversatorio en el que se recordaron los orígenes y el desarrollo del Centro Juvenil Don Bosco, la institución que creara el Padre Vicente junto a un grupo de valiosos jóvenes mocanos. En la época en que el Padre Vicente estuvo en Moca, 1968-1974, la mayoría de los jóvenes de la ciudad se integraron al CJDB que tenía como principales lemas “Humanizar y Cristianizar a la Juventud”, y “Por una Moca sana, alegre y siempre joven”.
Además, fue puesto en circulación un libro sobre la vida y obra del Padre Vicente que fue escrito y coordinado por Luis Manuel Brito.
En esta obra se recogen numerosos testimonios de los discípulos del Padre Vicente quienes cuentan anécdotas sus testimonios sobre el sacerdote. Es una obra de recordación y amor por un hombre que lo dio todo, su vida, en favor de una juventud que estaba ávida de una directriz, que se le señalara un norte, y la encontró en el Padre Vicente.
El domingo fue especial. El Padre Víctor Pichardo (Inspector General de los Salesianos en Las Antillas), celebró una Misa de la Juventud con la participación de numerosos ex miembros del CJDB (todavía nos consideramos miembros) que llegaron a Moca desde diferentes puntos del país y de Puerto Rico, Estados Unidos (Miami, Nueva York, Boston, etc.) y Canadá.
El lunes se presentó una velada con los personajes traídos a Moca por el Padre Vicente, en una coordinación especial de Andrés Compres (ex-dirigente del CJDB) junto a un grupo de los compañeros de hace 40 años.
El martes 26 de agosto, fecha del trágico accidente donde perdió la vida el sacerdote español, el Arzobispo de Santiago Ramón Benito de la Rosa y Carpio presidió la misa solemne de recordación al Padre Vicente.
Pero el Padre Vicente no fue todo religiosidad. Su integración al futbol mocano como un jugador más del equipo de primera división causó furor de todo tipo. Primero, en los últimos años de la década de los 60‘s no era común ver a un sacerdote sin sotana, y mucho menos en pantalones cortos jugando al futbol.
Y segundo, y esto es lo más importante, la calidad como futbolista exhibida por el cura fue muy notoria. Su excelencia como defensa central la dejó de inmediato manifiesta vistiendo la camiseta del conjunto de Moca. Sus tijeretas (medias chilenas) se hicieron famosas entre los fanáticos mocanos y todos los seguidores del futbol nacional.
Recordar al Padre Vicente es volver a vivir momentos emocionantes de nuestras vidas, aun 40 años después.
La conmemoración de los 40 años del fallecimiento del Padre Vicente ha sido un reencuentro con amigos que la distancia nos ha separado físicamente, pero no así nuestras cercanías emocionales de gran amistad.
Recordar al Padre Vicente ha sido volver a vivir los buenos momentos del Centro Juvenil Don Bosco.
El volver a juntarnos es una muestra de que será muy difícil que olvidemos la semilla sembrada en nosotros por este cura.
Hizo suya la frase de que "no hay mejor amigo que el que da su vida por los demás". Y los cumplió.
¡Por siempre, Padre Vicente!