Estos últimos tres años han representado un episodio épico en mi vida, ciertamente me he convencido que la carne es débil, el cuerpo frágil y la vida solo un soplo, pero nos damos cuentas del hecho en el momento que somos sometidos al yugo de esa fragilidad. La madrugada del 16 de agosto del 2018 mi cuerpo físico agotado al extremo, colapso, comencé a sentir como la parte derecha de mi cuerpo se adormecía al punto de no sentir sensibilidad alguna, estaba sufriendo los primeros efectos de un accidente cerebro vascular, mejor conocido como derrame cerebral.
Yo acostumbrado a emprender largas peregrinaciones de cientos de kilómetros a pie, no sabía que el destino me reservaba un nuevo peregrinaje, una verdadera prueba de Fe, que me llevo por diferentes centros de salud hasta finalmente parar en El Hospital Regional Dr. Cabral y Baez del Cibao en Santiago De Los Caballeros. Recibí un trato exquisito en dicho Centro de Salud, y una vez me dieron las primeras atenciones y lograron estabilizarme salí de alta el 11 de septiembre.
Esto significo otra etapa del proceso, dentro del Cabral y Báez me diagnosticaron Insuficiencia Renal Crónica, mis dos riñones dejaron de funcionar y me refirieron al Programa de Diálisis Peritoneal del Ministerio de Salud Pública. La causa del derrame una presión arterial súper elevada que termino con el daño renal severo. Una vez de alta me sometí a diálisis al tiempo que había perdido la movilidad completa de la parte derecha del cuerpo. Salí en silla de rueda del Hospital, un verdadero drama de salud, pero aun en ese estado sentí una inmensa gratitud por estar vivo.
Cuando llegue a la casa misionera de nuestra hermandad, recuerdo haberle dicho a La Fuerza Divina, “no te pediré Señor que me levantes de esta condición en la que me encuentro, será tu voluntad la que se cumpla en mi”. Tres días después de esa oración en horas de la mañana, La Fuerza Divina me hablo, diciéndome, “Aunque te sientes en una esquina de esta casa, y no hicieres algún esfuerzo, Yo te levantare”. A partir de ese momento mi cuerpo comenzó a reaccionar positivamente, y empecé a recuperar algo de movilidad de la parte derecha de mi cuerpo, progrese tanto que comencé a manejar el vehículo de la misión.
Pero mi cuadro de salud seguía critico no obstante el progreso que iba ganando con la movilidad de mi cuerpo, puesto que a causa de la insuficiencia renal crónica me encontraba padeciendo de una anemia crónica, que diezmaba aún más mi salud. En horas de la madrugada uno de esos días que tenía que levantarme para dializarme, antes de hacerlo, me asalto una profunda tristeza, y le dije a La Fuerza Divina, “Señor qué sentido tiene mi vida, estoy tan limitado”, justo en ese momento, una voz dulce pero potente rompió el silencio de mis pensamientos, y me hablo diciendo, “He preparado un camino perfecto hacia la plena recuperación de tu salud”.
El sonido de su voz se llevó cualquier estado de tristeza profunda, cargándome de una Fe a toda prueba, en esa sección de diálisis me sentía sano, y ese mismo día realizamos todos los aprestos para ingresar el programa de Trasplante Renal de Cedimat, nos pusimos en contacto con el responsable del programa en CEDIMAT, el Dr. Octavio Cruz Pineda, y este a su vez nos puso en contacto con el Nefrólogo Dr. Alberto Flores, quien nos preparó para el Trasplante Renal. Una vez finalizada la preparación, el Dr. Octavio Cruz Pineda comando el Trasplante Renal de donante vivo, con un excelente equipo de médicos. Mi hermano Bonny Guillen Beltre fue el donante, en un gesto de amor inmenso. Felizmente en la actualidad me encuentro en excelente estado de salud y con un 90% de la movilidad de mi cuerpo recuperada. Gloria a ti Fuerza Divina que me levantaste de la condición en la que me encontraba y me hiciste recorrer el camino perfecto que preparaste con tus propias manos hacia la plena recuperación de mi salud. Si Yo pude levantarme de seguro que La Patria Unigénita de La Dominicana igual lo hará, ya muchos lo han hecho, otros lo hacen día a día, y otros más lo seguirán haciendo; Dominicana es la suma de todos.
Gracias infinitas a todas las personas de bien que La Fuerza Divina uso para levantarme con su infinito poder y darme vida nueva, para continuar la marcha del Amor Eterno: Nuestra Misión.