El agua era considerada como un recurso renovable hasta la Cumbre de Rio celebrada en Brasil del 3 al 14 de Junio del año 1992. En dicha Cumbre, la comunidad científica internacional presentó datos estadísticos escalofriantes que evidenciaban que, la crisis de agua estaba poniendo en riesgo a todo el planeta. Ni hablar de los datos presentados en la COP-21 celebrada del 30 de Noviembre al 12 de Diciembre del año 2015 en Francia, como partes del Protocolo de Kioto (COP21/CMP11).
Los estudios realizados en el período 1993-2014, indican que el 97% de agua se encuentra en los océanos y el 2% restante permanece congelado y apena el uno (1%) por ciento está disponible para su aprovechamiento. No obstante, se estima existe un porciento considerable de agua bajo tierra o en forma de vapor de agua atmosférico que todavía la comunidad científica no ha podido cuantificar o estimar.
La crisis de agua no sólo afecta los ecosistemas acuáticos y terrestres, sino que pone en riesgos a billones de personas pobres o carenciadas que viven en los países en vías de desarrollo. Hasta Enero del 2020, se estimaba 889 millones de personas en todo el Planeta, no tenían acceso al agua para beber, coser sus alimentos, bañarse y realizar sus actividades productivas y comerciales: ¡Una catástrofe mundial!.
Los estudios realizados en los países en vías de desarrollo indican que las causas de la crisis de agua se deben a la desigualdad y la inequidad social en la que viven los pobres en todo el planeta. Según los estudios realizados entre el 1992-2019, el 40% de la población mundial vive en regiones y países con escasez dramática de agua.
Estimaciones de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO-2019) indican que, uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá problemas de escasez de agua antes del año 2030. Entre los que al día de hoy ya tienen y seguirán teniendo problema de agua, están Bahréin, Kuwait, Palestina, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Omán y el Líbano, Haití y la Republica Dominicana, entre otros. Mientras que, otros países como Estados Unidos de Norteamérica, China e India, probablemente se verán obligados a realizar recortes importantes en su suministro de agua en los próximos diez años.
Visto lo anterior, la iniciativa del Compromiso Nacional por el Agua que el pasado 14 de Junio anunció al país el Presidente de la Republica Dominicana, Licenciado Luis Abinader Corona, es de extraordinaria importancia que los dominicanos valoremos en su justa dimensión, la inversión de unos 8,500 millones de dólares durante el período 2021-2036. Según lo expresado por el Presidente Abinader, la implementación de la iniciativa requerirá de inversiones anuales de aproximadamente 567 millones de dólares.
En el Congreso Nacional de la Republica Dominicana se discute desde hace alrededor de veinte (20) años, un ante proyecto de Ley sobre el uso y el manejo del recurso agua, el cual busca fomentar la siembra, el uso y manejo de agua en el contexto dominicano. Desde nuestro punto de vista, el Consejo Económico Social (CES), presidido Rafael Toribio, tiene la ineludible responsabilidad de reunirse con los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados y conocer cara a cara, el estatus de dicho ante proyecto de Ley.
Una vez nuestro Congreso Nacional apruebe la Ley Agua y el Poder Ejecutivo promulgue la misma, entonces el CES estará en capacidad de convocar a los actores sociales sectoriales e iniciar un proceso de consultas para consensuar y elaborar el “Pacto por el Agua” al que el Presidente Luis Abinader Corona y la sociedad dominicana. La deuda social por el AGUA que ha vivido en carne propia nuestra sociedad por más de cinco (5) décadas, podría ver su fin, si el CES valora en su justo contexto la intención al Presidente Abinader.
Desde nuestro punto de vista, iniciar las convocatorias y los debates sobre el “Pacto por el Agua” sin disponer de la Ley de Agua aprobada por el Senado de la Republica y, promulgada por el Poder Ejecutivo, sería un acto de ingenuidad e irresponsabilidad por parte del CES. La Ley de Agua que se discute en el Congreso Nacional busca normar y garantizar el agua necesaria en calidad y cantidad para las labores domésticas, agropecuarias e industriales. Sin una Ley de Agua consensuada, las discusiones sobre el “Pacto por el Agua” serán interminables y poco productivas, cosas que me imagino no deseas el Presidente Luis Abinader y tampoco la sociedad dominicana.
La convocatoria para el “Pacto Nacional por el Agua” es una oportunidad brillante que tiene el CES para iniciar un proceso de “Construcción de Ciudadanía” a lo largo y ancho de nuestro heroico país y, a la vez, crear un antes y un después sobre el valor que tiene el recurso agua para nuestro desarrollo sostenible. Fomentar la siembre de agua, su regulación, su aprovechamiento, su manejo y sus distintos usos es un asunto de Estado que requiere el involucramiento de todos los actores claves de nuestra sociedad.