El Presidente Medina prometió, como prioritario, su “rescate Integral del Sector Eléctrico” a más tardar para 2016, cuando debió entregar el poder, puesto que la Constitución prohibía, taxativamente, su reelección. Su “rescate” implicaba fin de apagones, suministro eléctrico de calidad a bajo costo y abatimiento del subsidio eléctrico, que bota en barril sin fondo un promedio de mil millones de dólares anuales. Su “rescate” también abarcaba reducción de pérdidas eléctricas, que en agosto del 2012 eran 34.2% pero Medina infló esa cifra señalando, en su primera rendición de cuentas, que eran 36% al juramentarse. Danilo reiteró, enfáticamente, que en 2016, entregando el poder, las pérdidas serían 25%. No cumplió su promesa. En agosto 2016 las pérdidas eran 31.3%, lejos del 25% prometido para 4 años de gobierno. Hoy, con 6 años y medio gobernando, las pérdidas son, tristemente 28.4%, alejadas del prometido 25%, una cifra conformista. El BID reportó pérdidas de 10% en Costa Rica, 9% en Chile y 7% en Perú.
Medina, taumaturgo, planteó que lograría su “rescate” con el “Pacto Eléctrico” y la improvisada, anti-histórica, Punta Catalina, proyecto estatizante, agenda oculta que no formó parte del Plan de Gobierno y nunca mencionado en campaña. Siempre proclamó que nueva generación de bajo costo, correspondería al sector privado. Violó su palabra. Cancelando en 2012 la licitación privada que tenía avanzada CDEEE, y creando la estatal Catalina, junto con Lula, Danilo personifica la contra-reforma eléctrica.
Descartando aspectos éticos, la historia calificará los dos cuatrienios del régimen de Medina como “era de retrasos y altos costos”. Los desembolsos monetarios para el Pacto Eléctrico son insignificantes comparados con miles de horas que cabezas de la “intelligentsia” nacional, seleccionadas por Danilo, desperdiciaron para garrapatear un retrasado texto mantenido en hibernación. ¡Tanto tiempo perdido para evacuar un documento redundante e incompleto! Todo lo allí especificado se ejecutaría simplemente aplicando leyes y reglamentos vigentes.
Los apagones no desaparecerán firmando el Pacto. El dúo Pacto-Catalina, juntos, o separados, no garantizan, por sí mismos, electricidad confiable a bajo costo. Mucho menos desaparecerá con la mutual Pacto-Catalina, el subsidio eléctrico, señalado por Danilo como excusa de la inmanejable deuda externa.
Es axiomático que Punta Catalina sufre retrasos y altos costos, groseramente sobrevaluados. Anteayer, día de Rendición de Cuentas la primera unidad de Punta Catalina tenía un atraso de 1 año, 6 meses y 20 días sin generar los 760 MW que Medina proclamó que generaría Punta Catalina, no 674.78 MW consagrados en el contrato. Aunque “Gabo” dijo: “el tiempo pasa sin hacer ruido”, Odebrecht debió pagar 195 millones de dólares por atrasos del primer contrato y, a partir de enero, US$ 220,000.00 diarios, del segundo contrato. Estos retrasos no debería minimizarlos el Presidente. Aplicándolos a su régimen, equivaldrían a que, en lugar de juramentarse el 16 de agosto del 2012, hubiera iniciado su gobierno en marzo 8, 2014. Insistimos: Danilo no debería considerar el atraso despreciable, porque sólo faltan 1 año 5 meses y 16 días antes de agosto 16, 2020, cuando saldrá del poder, menos tiempo que el atraso acumulado hasta ahora. Danilo no debe enorgullecerse por atrasos de Catalina y por no cobrar las penalizaciones correspondientes.
En febrero 2017, Danilo dijo que Catalina operaría en agosto de ese año generando a 7.5 centavos el Kwh, pero informaron al Senado que sería a 9.8 centavos, sin los 708 millones de sobrecostos. En febrero 2018, hace un año, dijo: “Ojalá que el 27 de febrero, cuando regrese aquí no haya apagones en la República Dominicana”. Fracasó. Los apagones persistirán mientras Danilo gobierne. Anteayer predijo, derrotado, que Catalina operará en mayo 2019.
Siendo adolescente escuché un mítico relato digno de García Márquez. Arismendy “Petán” Trujillo, de la modélica “Voz Dominicana” viajó a Sánchez a inaugurar una planta eléctrica y leyó un discurso, con referencias bíblicas: "El Supremo Creador dijo: ¡Hágase la luz!; y la luz se hizo. Ahora yo, Arismendy Trujillo digo, “¡Hágase la luz!”. Trató de encenderla, pero la planta no arrancó. “Petán” bajó la cabeza. Furioso caminó a marcha forzada hasta su vehículo y, avergonzado, jamás volvió a Sánchez. Sin disminuir pérdidas, el Pacto consagraría que coexistan con Punta Catalina apagones, altas tarifas eléctricas, enormes pérdidas de distribución y subsidio eléctrico inmanejable. ¿Sentenciaría un repudiable neo-trujillista que hace falta, ahora, el rubor del rapaz “Petán” reconociendo, avergonzado, su fracaso eléctrico en Sánchez?