Ayudó a montar la planta eléctrica de Puerto Plata, donde trabajó, desde el  1965 a 1968.

Trabajó en la Ayudantía de Obras Públicas de Puerto Plata, como encargado de reparaciones de máquinas pesadas.

Vivió en Venezuela y Puerto Rico. Ambos países trabajó montando unos tanques de aceros, por algún tiempo.

En el año 1969 se estableció en New York, trabajando como encargado de mantenimiento de edificios y luego encargado de seguridad, donde vivían altas personalidades, jueces, gerentes bancarios, etc. Trabajó por más de treinta años.

Trabajó con el señor Roberto Valentín en New York, quien era encargado de Turismo y fue la persona que trajo al país los primeros inversionistas turísticos estadounidenses. Allí hizo las veces de Relacionador Público

Por más quince años trabajó con la comunidad dominicana en New York, en los desfiles dominicanos.

Casó con Gisela Altagracia García y procrearon los hijos: Pablo Cecilio (ingeniero civil y arquitecto), María, Elizabeth (licenciada en administración de empresas), Pablo Reyno (especialista en seguros) y José Arnulfo (empresario).

En 1993 fue Rey Momo del Carnaval puertoplateño y en 1999 declarado Personaje del año, en 1999.

Fue amigo íntimo de los últimos gobernadores que tuvo la ciudad de New York.

Trató a figuras, como Rudolf Guilliani, Alfonso Damato, George Pataki, y otras tantas.

En 1999 fue coordinador de la seguridad del pelotero dominicano Sammy Sosa, para el Desfile Dominicano, celebrados en New York.

Fue Gran Cacique de los Taimascaros de Puerto Plata, en el año 2000.

Se decía que  bailaba la noche en entera en Puerto Plata y se trasladaba  a New York y allí se le encontraba también bailando, en horas de las tardes o las noches. Era incansable bailador.

Era una persona muy especial. Con un espíritu increíble para la vida bohemia, pero controlada.

Pablo Astwood murió en la ciudad de New York, el lunes 15 de octubre de 2007 y su cadáver fue traído el jueves y enterrado sus restos al otro día viernes, en el cementerio municipal de Puerto Plata.

Ese era Pablito, sin más ni menos.