Un insultante lector, de cuyo nombre no quiero ni acordarme, me ha tildado gratuitamente de ser un “criminal”, por haber dicho que las vacunas contra los virus están contaminadas. De ser esto cierto el verdadero criminal es él.
Además, afirma este insultante bigote e’gatodisfrazado de pseudo-científico, que los curas somos todos “anticiencia” de profesión. Basa sus improperios en uno de mis últimos escritos, que lleva precisamente como título “Los bigotes de gato” y que trata sobre el virus de la Zika. Aparentemente, se creyó que el artículo estaba dirigido a él, como siempre hacen los bigotes e’gato.
Es increíble el tipo de gallaretas que abunda en nuestros periódicos digitales. Confunden siempre la velocidad con el tocino, recurriendo a argumentos “ad hominem”. Se insultan mutuamente e intercambian dimes y diretes sin sentido y sin conexión con el tema tratado. Este bigote e’gato por lo menos se concentró en el tema, pero lo usó para dirigirme acusaciones personales generalizadas.
Yo decía que las vacunas no debieran ser el único protocolo para contrarrestar los virus, debido al hecho de que están hoy día contaminadas, y hacía hincapié en el principio homeopático de que nuestro sistema inmunológico puede defenderse, sin necesidad de ninguna vacuna, si se encuentra debidamente habilitado y nutricionalmente equilibrado: 90 nutrientes esenciales (60 minerales, 16 vitaminas básicas, 12 aminoácidos esenciales, más tres aceites grasos). Con un PH sanguíneo mínimo de 5.7 (alcalino/ácido).
El principio original de toda vacuna, como lo dije en mi artículo, es el de estimular al sistema inmunológico, específicamente a los linfocitos T-4, a activar las defensas en contra de cualquier patógeno extraño al organismo. En ese sentido, las vacunas originales fueron y podrían ser de mucho beneficio para la humanidad. Sin embargo, se ha descubierto que en muchos casoséstas producen todo lo contrario.
Invaden al sistema inmunológico y hacen que éste se debilite y se convierta en presa de Infecciones inesperadas.
El caso del virus HIV, causante del Sida, es el ejemplo clásico. Este virus no solamente invade al organismo, sino que está diabólicamentediseñado para reproducirse a sí mismo, duplicandoel patrón genético de los linfocitos T-4 y éstos, en lugar de defensores, se convierten en “atacantes” del mismo organismo al que pretenden defender. Son piratas disfrazados de corsarios. Es el verdadero “ladrón en la noche” del cual nos habla el Evangelio.
Un ejemplo es el caso de la droga AZT (Zidovudina), diseñada para “tratar” a los pacientes afectados del Sida, droga sumamente tóxica anteriormente usada como quimioterapia en ratones de laboratorio, que termina deshabilitando al sistema celular, hasta el punto de que éstepierde la capacidad de reproducirse a sí mismo. Es el típico caso donde el remedio termina siendo mucho peor que la enfermedad.
Naturalmente, es evidente que de eso nuestro atacante bigote e’gato no tiene la menor idea.
De acuerdo con un estudio efectuado en la Universidad de Carolina del Sur, todas las enfermedades están conectadas con la inflamación orgánica generalizada, todas causadas por una deficiencia nutricional básica.
Notemos que todas las enfermedades terminan en “itis”, término griego que significa “inflamación”. Dependiendo del órgano afectado, se diagnostican las diferentes enfermedades contenidas en el “vade mecum” de las diferentes especialidades.
En el caso de los psiquiatras el “vade mecum” tiene el nombre de “DSM-V” (Manual Estadístico de las Enfermedades Mentales, Quinta edición, por sus siglas en inglés).
Entre 1993-1998 se reportó en el estado de Maryland un aumento del 513% en autismo infantil relacionado con el mercurio y el timerosal, aditivo contenido en las vacunas. Aunque no existen pruebas concluyentes, el hecho es que muchos expertos sospechan que las vacunas modernas contienen substancias tóxicas, que luego se traducen en trastornos específicos, como el autismo, la encefalitis y la hepatitis B.
Estoy seguro que el bigote e’gato de marras, de cuyo nombre no quiero ni acordarme, no ha leído el programa de la “Agenda 21”, impulsado por los Fundación Rockefeller, el cual está diseñado para la reducción de la población global.
Esto es tan desconcertante que el ex presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki (1999-2008), acusó directamente al gobierno estadounidense de estar fabricando virus en sus laboratorios militares para luego experimentar con ellos en sus laboratorios al aire libre en los países africanos, donde la población se encuentra tradicionalmente ycrónicamente desnutrida. Esto ocurrió mucho antes de que el Ebola pusiera al mundo en jaque mate y mucho antes de que la Zika y la chikunguña comenzaran a aterrorizarnos.
Thabo Mbeki anunció también al mundo que los llamados “alimentos genéticamente modificados” (GMO), son parte de la “Agenda 21”, junto a las vacunas de contagio deliberado para reducir, poco a poco, a la población del planeta, sobre todo en aquellas áreas no deseadas. En el caso del Sida, se trató de la población homosexual en los EEUU, cuyas plaquetas y defensa inmunológica se redujeron intencionalmente a su mínima expresión.
Notemos que todos estos virus siempre se “descubren” en algún país africano. El patrón es siempre el mismo y el objetivo final es la producción de nuevas vacunas, tan contaminadas como las anteriores.
El bigote e’gato desinformado, cuyo nombre no quiero mencionar ni mucho menos acordarme, me acusa también de conspiratorio, simplemente por hacer estas declaraciones.Se ha unido a los inmunólogos gallaretas que andan pregonando: “¡Vacunas! ¡Vacunas! ¡Que nos van a borrar del mapa cuando llegue el súper virus!”
Andan como gallaretas sin pico o como pollos descabezados, repitiendo siempre el mismo mantra. No es que vayan a llegar los virus, los virus ya están entre nosotros vivitos y coleando desde hace tiempo y continúan reproduciéndose, adaptándose y transmutándose sin nosotros apenas darnos cuenta.
¿Quién es el verdadero conspirador… bigote e’gato o yo?