La corrupción es un tema de nunca acabar, no se ha terminado con el rosario de casos en los que se encuentran implicados personeros del pasado gobierno, cuando comienzan a saltar hechos que implican a funcionarios nombrados y electos de esta administración. Parece que la ambición de los seres humanos no tiene límites y que estos están dispuestos a correr los riesgos que acarrean sus conductas, con tal de enriquecerse rápida y fácilmente.
Gracias a los trabajos de investigación y a las responsables voces de las periodistas Alicia Ortega y Nuria Piera, muchos casos de corrupción y mal manejo de recursos públicos han sido conocidos por la opinión pública y en algunos casos permitido a las autoridades iniciar procesos de investigación. Es una lástima que más representantes de los medios de comunicación no hagan trabajos y denuncias similares, para continuar desnudando a delincuentes vestidos de santos.
La trasparencia, la rendición de cuentas y la persecución de la corrupción, son temas que han adquirido importancia y trascendencia mundial producto de la toma de conciencia de los ciudadanos, quienes demandan a los servidores públicos una conducta cónsona con las obligaciones que asumen, que no son otras que servir honesta y eficientemente a quienes pagan sus salarios.
En la República Dominicana, los que han tenido a su cargo administrar el Estado, han llegado en la mayoría de los casos a servirse y no a servir, aunque estamos viendo señales esperanzadoras de un cambio en este proceder, los hechos indican que no será fácil lograrlo.
El destape del mal manejo de los fondos del nefasto "barrilito" que disfrutan los senadores y de las ventas realizadas por uno de ellos a instituciones del gobierno, en violación a las disposiciones de la Ley de Compras y Contrataciones, son una clara señal de que no importa lo que las leyes y reglamentos establezcan, estos señores se creen intocables y con derecho a hacer lo que se les antoje.
Creemos que en casos como estos, no sólo se debe investigar al que vende sin poder hacerlo, también se debe hacer lo mismo con quienes compran sin hacer las indagaciones de lugar para conocer a las empresas con que hacen negocios.
Reconocemos que resulta difícil detectar asociaciones secretas entre contratantes y contratados, así como saber el monto recibido por la concesión de un permiso o la aprobación de una compra, pero ahora la tecnología permite conocer muchos hechos que podrían llevar a los investigadores a hallazgos sorprendentes.
Nuestro país desde hace tiempo viene ocupando lugares destacados entre las naciones más corruptas del mundo en los listados que reputadas organizaciones publican anualmente, producto de la falta de interés que han tenido las autoridades por investigar y castigar estos hechos.
Las muestras de las actuaciones de la Procuraduría General de la Republica, así como del Ministerio Público, persiguiendo y sometiendo a la justicia a una serie de personas supuestamente involucradas en hechos de corrupción y otros delitos, son prueba inequívoca de que las cosas están cambiando en este ámbito. Si a esto unimos el tener una ciudadanía informada y cada vez más consciente de sus derechos, tenemos esperanzas de que en el mediano plazo las cosas puedan ser diferentes en este querido pedazo de isla.