En el mes de julio del año pasado me referí a varios nombres propuestos por  diferentes pensadores para referirse a las vías en que se pueden registrar las recuperaciones económicas después de un período de receso y enumeraba las formas L, O, U, V y swoosh (el símbolo de Nike, una especie de V cuya segunda línea es más estirada que la primera), es decir, un movimiento donde la vuelta a algo similar a lo anterior es más lento y más largo que la línea de caída.

A principio de este año, a ciertos analistas filipinos les preocupaba la eventualidad de que su recuperación se diera en forma de K, es decir donde se registran disparidades en las postrimerías del descenso, con algunos sectores experimentando muy buenos resultados y otros hundiéndose profundamente en el precipicio. Esa inquietud sobre una recuperación desigual es compartida para la región latinoamericana por la institución que originalmente se llamó Corporación Andina de Fomento (CAF) y, debido a la ampliación de sus miembros, hoy se denomina Banco de Desarrollo de América Latina, del cual la República Dominicana forma parte con planes de convertirse en miembro en pleno anunciados desde el año 2018.

¿Y cómo lo manifiesta? Ofreciendo datos muy elocuentes: “Se estima que la covid-19 ha afectado a más del 60% de las pymes y al 51% de empresas medianas, según la encuesta realizada en 121 países por el Centro de Comercio Internacional. Por su parte, la Cepal estima que la pandemia representará el cierre de 2,7 millones de empresas en América Latina, la mayoría pymes”. ¿Y qué recomienda para que las pymes estén en la línea superior de la K? Que, sin importar su tamaño, hagan una integración exitosa al mundo digital, una propuesta que ha sido una constante en los últimos años y para lo que es necesario que se continúe insistiendo en la educación de la población dado que por sí mismas las herramientas no significan nada. Es la utilización concienzuda, eficiente y productiva de las herramientas tecnológica lo que las hace realmente valiosas.  Pasar de usar una máquina de escribir mecánica a una tableta de última generación no sirve de nada si el cerebro y el corazón de quien teclea no produce buenas ideas.  Ahora bien, es mucho más fácil diseminar información desde un teléfono 5G que entregar individualmente textos que hayan sido transcritos sin uso de herramientas modernas.  Un ejemplo fehaciente es el divertido y sarcástico cuento “Las órdenes eran órdenes” de Virgilio Díaz Grullón (publicado en su libro “Antinostalgia de una era”) sobre el proceso organizado desde el Palacio Nacional para llevar un reconocimiento personalizado a cada uno de los campesinos dominicanos en el año 1959 y que implicó meses de coordinación, la colaboración de más de 750 alcaldes pedáneos y, algo que requirió esfuerzos considerables: convencer al primer mandatario de que el equipo podía identificar a las personas, imprimir las cartas y personalizar encabezados y sobres, pero él no podría firmar todas y cada una de esas cartas.

Afortunadamente los tiempos han cambiado y no solo hay mejores herramientas, sino también mejores propósitos y presentados de manera más democráticas.  Con el objetivo de contribuir a que la mayor parte de personas pertenezca al trazado superior de la K, el Banco Popular Dominicano organizó el miércoles pasado un foro dirigido especialmente a pequeñas y medianas empresas donde se compartieron presentaciones que abarcaban tanto la motivación como la información para salir exitosamente del impase donde nos encontramos. Y, covid obliga, el evento se celebró de manera íntegramente virtual, de manera que la disponibilidad en el espacio y el tiempo no se limita a los clientes de esta institución financiera sino al público en general. El mismo puede ser consultado en YouTube en el enlace Foro Empresarial Impulsa 2021. Ahora depende de cada uno trabajar para obtener la mejor forma de recuperación.