En treinta y dos años que han gobernado partidos con raíces en la conspiración para restablecer el Gobierno del profesor Juan Bosch en 1965 se dejó intacta la Ley de Armas que ha mantenido desarmado a los civiles por más de medio siglo. Nada cambiará en los próximos cuatro años. Todo el que estuvo con los constitucionalistas y llegó a ocupar posiciones importantes en el tren gubernamental nunca puso interés en devolver a los civiles su derecho a defender con armas su vida contra delincuentes o de usarlas para enfrentar a gobernantes que se vuelven tiranos.

Los excomandantes, combatientes, colaboradores y funcionarios del Gobierno rebelde no aprovecharon su paso por la administración pública en las administraciones posteriores a 1978 para revertir el monopolio de las armas de alto calibre en las fuerzas del orden. Entiendo la osadía rayando en locura que hubiese sido sugerir algo así en esos años, pero ¿y por qué no permitir al ciudadano adquirir revólveres y pistolas para defender su vida y propiedades? ¿por qué mantenerlo a merced de los delincuentes que siempre las usan en sus actos violentos? ¿por qué mantenerlas como un privilegio para los civiles ricos o los que tienen un contacto político o militar de alto nivel?

No hicieron nada al respecto y, peor aún, con un infame decreto en el 2006 se prohibió la importación de “armas de fuego, partes y sus respectivas municiones para el comercio con particulares” donde se cita para su definición a la Ley No.36 del 17 de octubre de 1965. Un presidente del partido que fundó Juan Bosch haciendo referencia a la ley de armas que impusieron quienes lo derrocaron en el 1963 e impidieron el triunfo de la revolución que lo devolvería al poder y lo derrotaron con trampa en las elecciones de 1966. ¿Sorpresa? No, a los socialistas cuando están en el poder les encantan también los civiles desarmados y el monopolio de las armas de fuego.

El sábado 24 de abril volvimos a ver a civiles con poder político celebrar la valentía de hombres y mujeres armados en 1965 en cuya agenda está hacer cada vez más difícil que el civil tenga armas para su defensa. De nuevo también en momentos que la delincuencia “prosigue su agitado curso” y la policía sigue llegando a las escenas de crimen o delito con los forenses o cuando el asaltante lleva gran ventaja. Enfrentar la rabiosa delincuencia requiere de restablecer el derecho del ciudadano a la defensa propia. Hay que liberalizar el porte y tenencia de armas de fuego. Emprendedores están listos para traer una oferta variada e invertir en polígonos donde todo el que quiera defender su vida aprenda a usarlas de forma precisa y responsable.