En la página 17 de uno de sus libros sobre temas políticos, Ortega y Gasset considera, discutiblemente, que “es falso que pueda uno educarse a si mismo” y dice más adelante, todavía de modo más controversial, que “sin maestro no hay discípulo”.

Nadie debería razonablemente regatearle a José Ortega y Gasset su condición de filósofo, su alta formación, pero tampoco tendría por qué ignorar sus errores.

Su estilo es atrayente y hasta puede llegar a cansar por el hábito español de la sobreabundancia lexical. En ocasiones parece dar muchos rodeos y abusar de imágenes metafóricas excesivas para completar una frase, pero resulta elegante y bien logrado en sus planteamientos. (Ya muerto, no necesita tampoco que un desconocido, desde una isla caribeña lo enmiende. Pero la búsqueda de la verdad no termina jamás.

Es cierto que resulta indispensable la academia pero también es cierto que ella no es absolutamente imprescindible.

Lo que asegura el pensador español- equivocadamente-es que nadie puede prescindir del maestro y que todos lo necesitamos casi como necesitamos respirar. Pero antes, líneas atrás, cita el nombre de Miguel de Cervantes y Saavedra, un ejemplo formidable de autoformación.

Como lo son muchos otros creadores e intelectuales, algunos de los cuales incluso ganaron no sólo gran popularidad con sus obras y hasta el premio Nobel de literatura. Es cierto que resulta indispensable la academia pero también es cierto que ella no es absolutamente imprescindible.

La formación académica, el conocimiento formal sin embargo, aportan herramientas necesarias para continuar la marcha hacia la gloria o el hundimiento. Y sería preferible una formación modesta a no tener ninguna. Pero hay quienes no la ejercen en las academias dudosas para no embrutecerse:

Todo depende de dónde te formaste, en qué etapa del conocimiento histórico y cuál tu verdadera vocación, entre otros factores. En algunos casos, esta formación se constituye en un freno para aquellos espíritus que no están alerta del devenir o no tienen la vocación del martirio que es la mejor preparación para la vida. Ortega es sólido académicamente, bien pavimentado en la Alemania intelectualizada y avanzada que le tocó respirar.

Pero no se halla libre del error ni blindado ante el desliz. Tuvo muchos aciertos y no escasos yerros que, para un espíritu de su estirpe escritural su pensamiento avanzado para la España conflictiva y autoritaria que le tocó vivir, parecen inexplicables. El magisterio cumple una función elevada.

Pero puede crear repetidores de fórmulas memorísticas entumecedoras del razonamiento, puede dañar más que resolver nada, (si no hay solidez formativa) puede crear artificios inútiles y figuras ilusorias. Todo va a depender de múltiples contextos que se podrán examinar más adelante.

Posdata: También se atribuye al Cristo, erróneamente, que nadie puede superar a su maestro. O fue mal citado o es un yerro humano, como también él tenía derecho a tenerlo lo era, iluminado y todo. Las elites religiosas lo han elevado tanto que lo hacen inalcanzable.