Mucho se ha hablado del triunfo del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de  Venezuela. Muchos comentan y opinan sobre el tema, hasta el punto de escuchar a personas ajenas a la música, referirse  al tema como verdaderos expertos, sin tener la mínima idea, salvo lo que han visto en diferentes documentales.

Está de más decir que el “Sistema”, como se le conoce, ha sido un éxito desde cualquier perspectiva que se vea, en lo musical, en lo artístico, en lo cultural, en lo social, en lo político y en lo económico. De los casi cuarenta años de su fundación, más de veinte han sido de exportar el producto a otras naciones latinoamericanas. Incluso, el Conservatorio de Nueva Inglaterra, de la ciudad de Boston, EE.UU. ofrece un programa llamado “Sistema Fellows Program”, inspirado en el “Sistema” para dar a conocer sus principios y método para ser implementado en otros países.

La República Dominicana no ha sido la excepción en tratar de organizar un “Sistema” y hemos estado en contacto con Venezuela desde hace ya un largo tiempo. Aunque en 1993 fue la primera visita de nacionales venezolanos a nuestro país y se fundó la “Orquesta Sinfónica Juvenil Juan Pablo Duarte”, (hoy llamada “Orquesta Sinfónica Juan Pablo Duarte”), el primer contacto con Venezuela fue en 1978, (de acuerdo al maestro Peguero), cuando un grupo de jóvenes dominicanos se dieron cita a dicho país. Muchos han sido los encuentros de dominicanos y venezolanos, tanto aquí como allá, trabajando en conjunto para el fortalecimiento de las orquestas juveniles en el país.

Desde mucho antes de la creación del Sistema en Venezuela, han existido las agrupaciones y orquestas juveniles en nuestro país, pero desde hace unos veinte años es que ha tomado impulso todo esto.

Lamentablemente, las orquestas juveniles e infantiles en nuestro país, bueno, no quiero ser tan drástico y decir que ha sido un fracaso, porque existen conjuntos y orquestas juveniles e infantiles, pero muy lejos estamos, no del éxito, sino de ser una realidad.

¿Culpables? Todos. Primero por querer copiar un modelo que nació hace ya cuarenta años, y ha ido evolucionando, en circunstancias diferentes a la realidad dominicana. Son culpables, los gobiernos, porque ya han pasado muchos y de los tres colores, y no existe un verdadero apoyo, casi nulo, para el desarrollo de un “Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles” en el país, pero bien dicen a boca llena -unos más que otros- de que tenemos orquestas juveniles e infantiles, vuelvo y repito, todos los gobiernos.

También son culpables los que en diferentes épocas les ha tocado dirigir, que no han sabido explicarle, a la idea absurda de algunos gobernantes que dentro de su ignorancia en el tema, quieren una orquesta juvenil en cada provincia del país, y decirles que eso es imposible, que se debe tomar en cuenta la población que tiene la República Dominicana y la división geográfica. Son culpables los que dirigen porque todos, sin excepción, han utilizado las orquestas y grupos para su empuje y proyección profesional olvidándose de que están ahí para el crecimiento de la educación y formación músico-cultural del país. Son ellos culpables por la incapacidad que han mostrado todos al no poder sentarse y trazar un plan en conjunto, producto del egoísmo presentado por cada uno de ellos y chismes de patio, que no hacen posible un real crecimiento. No es posible que hayan hasta tres orquestas juveniles en donde los integrantes en su mayoría, son los mismos y sólo el director cambia, esto en diferentes décadas.

Los padres y profesores de estos muchachos no se quedan atrás. Se les oye quejarse en los pasillos y no toman una postura seria y les exigen a quienes dirigen, orden. En muchos casos, éstos se ven envueltos en chismes, perjudicando a los jóvenes y niños, no sólo en su desarrollo artístico-profesional, sino como entes sociales.

Para poder decir que existen orquestas juveniles e infantiles exitosas en la República Dominicana, debemos todos trabajar en conjunto, desde el más grande hasta el más pequeño, dejando atrás los problemas y rencillas personales, y con un verdadero apoyo del gobierno. Mientras tanto, el tiempo sigue pasando y seguiremos viviendo una fantasía, sustentada en mentiras que se plasman en los medios, dichas por políticos con cargos gubernamentales.