Convertirse en acreedor del gobierno es opcional.  Excepto en los casos de expropiaciones no conciliadas o el impago de obligaciones por prestaciones de bienes y servicios, su entrada al balance general personal o institucional es potestativa.  No es el caso del “contribuyente”, con comillas de rigor porque para el que cae en la red de una base imponible su aporte es obligatorio.  En los formularios para su ingreso a laborar en una empresa, Capital Humano no presenta una casilla para seleccionar si autoriza o no a los descuentos del impuesto sobre la renta.  El que tiene el desglose del salario neto lo etiqueta sin lenguaje políticamente correcto: Retenciones Obligatorias.

Compulsión no existe en el caso de la deuda pública.  Los tenedores de bonos públicos no son conscriptos. Los adquieren sin vicios de consentimiento comparando sus atributos con los de instrumentos similares emite el sector privado, los rendimientos se perciben en depósitos bancarios o con lo que sea defina el costo de oportunidad individual.  Se sacrifica o sustituye algo de manera voluntaria por un bono del gobierno que promete pagos semestrales de intereses y devolución del monto invertido en 10, 15 o 20 años.

Al igual que los tours de grupos famosos en reencuentro, el gobierno ha vuelto a tener éxito en playas extranjeras o escenarios locales cuando sale a vender bonos.  La gráfica muestra las variaciones del saldo de los bonos soberanos desde el año 2009, en barras, y la tasa promedio ponderada a cada fecha, que elaboré con las informaciones del Portal de la Dirección General de Crédito Público. Esta es la entidad que cumple el mandato de obtener en las mejores condiciones de mercado el financiamiento del déficit fiscal aprobado en el Presupuesto. Su esfuerzo se muestra en colocaciones cada vez mayores a tasas cada vez más favorables.

Este es un mensaje claro que los inversionistas extranjeros perciben un riesgo soberano menor al que localmente se atribuye a la sostenibilidad de la deuda pública. Y no porque se les oculte cosas sabemos sólo nosotros.  Eso de que “la ropa sucia la lavamos en casa” no tiene cabida en los mercados de capitales. Ahí se busca eliminar asimetrías de información. El que hace oferta pública de valores tiene la obligación de revelar con sinceridad los riesgos pueden afectar el flujo efectivo esperan los compradores.

En los memorandos de oferta de los bonos, disponibles también el en Portal de la DGCP, se describen los riesgos con una sinceridad que abruma. Se advierten problemas para pagar si hay situaciones adversas afecten exportaciones bienes y servicios, recaudaciones, volatilidad del tipo de cambio e ingresos por remesas. Si hay choques externos principales socios comerciales, aumento tasas de interés internacionales, se agudiza la actual crisis eléctrica, sube el precio del Oro Negro y cae el del oro para hacer anillos de graduación y compromiso.

También se explica que el apoyo legislativo para pagar los compromisos asumidos de deuda pública puede caer si la oposición logra el control del congreso.  Representantes partidos minoritarios ya han propuesto un golpe de estado previsional, medida consistente con la inferencia de sugerir una moratoria o cese total de pagos acreedores del gobierno.  En fin, la sección de riesgos es casi el equivalente de decir al potencial acreedor que los bonos se estarán apuntando en un block de hielo en isla caribe donde el sol quema. ¿Cómo se explica entonces el exceso de demanda sobre la oferta anunciada en casi todos los bonos soberanos emitidos desde el 2010 a la fecha?