§ 26. Quien no se anda con pelos en la lengua es nuestro insigne poeta popular Juan Antonio Alix, pobre diablo que para sobrevivir en la maraña de la sociedad santiaguera vivía de la venta de sus décimas a quien quisiera comprárselas por diversión o para mortificar a un enemigo, pese a que Edwin Espinal entronca a este soldado de la Independencia y la Restauración con la oligarquía dominicana debido al hecho de haberse casado su medio hermana Eloísa Espaillat Rodríguez con el repúblico Ulises Francisco Espaillat, de quien era prima, y por estar emparentado con Benigno Filomeno de Rojas. ¡Estas son las anomalías de los Estados clientelistas y patrimonialistas del Trópico y de América Latina! Estos matrimonios entre primos obedecían, según le explicó Alejandro Grullón Espaillat a Frank Moya Poins, al designio de “preservar la pureza de la sangra hispana” entre los descendientes de Catalina de Lora y la Camateta. ¡Y la unidad de los intereses económicos!

Juan Antonio Alix

§ 27. En sus Décimas inéditas (1) (Santo Domingo: Galaxia, 1982 [1962), con prólogo de Emilio Rodríguez Demorizi, aparecen nada más y nada menos que cinco espinelas terriblemente condenatorias en contra de los “cueros”. Mi objetivo aquí es documentar el hallazgo, pero en otras entregas escribiré un análisis de discurso más amplio sobre estas décimas en las que, probablemente, exista coincidencia ideológica entre el autor y los compradores de las espinelas. Alix nació en 1833 en Moca (2) y falleció en Santiago en 1918, es decir, que vivió tres años de intervención militar yanqui al país y debió participar del combate del periódico La Información, fundado en 1915, en contra de ese atropello a la soberanía del país. En ese período de ocupación militar se incrementó el número de prostíbulos en el país, favorecido por los funcionarios de la ocupación militar para saciar el apetito sexual de los ‘marines’. Aunque en Santiago se verificó una lucha tenaz del periodismo y la intelectualidad cibaeña (encabezada por Rafael Estrella Ureña, los Tolentino, Hernández Franco, Balaguer y otros) en contra de la ocupación militar, no encontré ninguna alusión de Papa Toño a ese hecho, a pesar de que antes de su muerte se costeó con dinero del público una estatua de nuestro decimero, campaña impulsada por ‘La Información’, pero el poeta prefirió el dinero a la estatua.

§ 28. Los títulos de las cinco décimas son los siguientes: 1 (p. 34, “A un ricacho que le quitaron dos cientos y tantos pesos porque su hijo deshonró una niña, alegando este que él la encontró deshonrada”, y cuya primera estrofa dice así: “Al que le sienten dinero/ Le arman tamaño proceso/ Y le muerden por un cuero/ Dos cientos y tantos pesos.” El título de la segunda décima dice así: “Como los cueros son tan amigos de lucirse (más si es ante el público) con cualquier persona que use de una chanza con ellos”, y cuya primera estrofa dice así: “Si es de mujer formal/ Cualquier desprecio entristece, / Cuando es de un cuero fatal/ El desprecio se agradece.”

§ 29. El título de la tercera décima es este: “Encargo que hizo una prostituta de Guayubín a un señor que venía para Santiago”, cuya primera estrofa reza así: “Un buen cuero en Guayubín/ En Hato al Medio o Javier, / De oro encargó un colier (3) / Y un camisón de poplín.” (P. 58). El recitativo de la primera estrofa cede el paso al discurso de la prostituta, lo que la convierte en sujeto de sus propias acciones y ella es quien imparte órdenes al recadero, sin que este tenga derecho a réplica. En esta décima, el personaje femenino es una dama de postín y es la menos ideológica y condenatoria en contra de los cueros. Bien enterada acerca de los artículos que deben constituir el atuendo de una madama de esa estirpe, le ordena al mandadero lo siguiente: “Como tú vas a Santiago/Y necesitada estoy/Esta notita te doy/Y este encarguito te hago. / Tú sabes que yo te pago/ Con mi amor [,] lindo jazmín/ Y si tú me traes por fin/ Lo que esta nota contiene/Entonces dirás que tienes/ Un buen cuero en Guayubín.” (Ibíd).

Juan Antonio Alix

§ 30. Las siguientes estrofas muestran el pedido de la lista y el dominio de la escritura y del vocabulario de la moda por parte de la dama: “Me traerás un par de aretes, / Y unos botines te encargo/ Con cuarenta y seis de largo/ Y de ancho seis o siete. / Pantufas (4) de tafilete/ No me vayas a traer, / En Hato al Medio o Javier. / Pues yo la[s] quiero tener/ Bordadas en mostasillas [sic]. / Y esto encargó esa pilla. En Hato al Medio o Javier. / Una muselina quiero/ Para hacer un refunfuño (5), /Y tráeme si no te aruño/ Un magnífico sombrero. / Y de allí del mejor platero/ Un terno (6) me has de traer, / Dos máquinas de coser/Que sean de doble pespunte, /Y aunque no fue en el apunte/De oro encargó un colier. /Quiero una saya de sarga/Y percal para sipón (7) / Y además un polizón (8) / Para crecerme la nalga. / Y su tú deseas que salga/Lo mismo que un figurín/Nada se te olvide [,] en fin, / Y para más olorosa/Tráeme agua que huela a rosa/Y un camisón de poplín.” (Pp. 58-59). En esta décima, puro discurso ideológico sin valor poético, coinciden el personaje narrador y el yo biográfico del autor en el verso: “Y esto encargó esa pilla.”

§ 31. El título de la cuarta décima dice así: “Una esposa a su esposo; que este la abandonó, y a sus hijas, para vivir en concubinato con una prostituta”, cuyo sentido total es la ideología de la comprensión de la mujer casada ante el desliz cometido por el marido; hay perdón por lo hecho, si hay enmienda y advertencia, a semejanza de “Besos callejeros”, bachata interpretada por Blanca Iris Villafañe. Las dos últimas estrofas, aunque el poema no trae la palabra “cuero”, trae prostituta y ramera (9), dicen así: “No es un amor verdadero/El de una mujer si honor/Pues no quiere por amor/Solamente por dinero. / Su cariño es embustero/Y su amor en nadie está/ Y si sigues como vas, /Guiándote por mal camino/Cuando tú vuelvas a tino/ Entonces te pesará.” Y, por último, el título de la quinta décima: “Desprecio de hombre a mujer”, cuya sexta estrofa dice así: “Ya te declaro la guerra/ Y haré ver al mundo entero, / Que ya no trato con cuero/Porque tú eres una perra.” (P. 170).

§ 32. Lo importante de la aparición en Alix del vocablo “cuero” como sinónimo de prostituta radica en que, hasta prueba en contrario”, es la primera vez que queda documentado ese término en la cultura-sociedad dominicana de 1901 a 1918, año este último de la muerte del poeta, aunque Rufino Martínez afirma que murió en 1917, sin aportar prueba. Alix imprimía sus décimas por encargo y es probable que la mayoría de sus composiciones no llevaran pie de imprenta ni año de publicación. Estimo que Alix recibía el dinero del encargo y luego procedía a imprimir la décima o a escribirla de puño y letra para entregársela a su cliente.

NOTAS:

  1. La edición casi completa en dos tomos de las décimas de Juan Antonio Alix se publicó en Ciudad Trujillo (Librería Dominicana, col. Pensamiento Dominicano, 1961[1953]) con un estudio de Joaquín Balaguer, ensayo al cual me referiré en otra ocasión, al igual que al prólogo a la segunda edición de las ‘Décimas inéditas’ escrito por Emilio Rodríguez Demorizi. Quizá para enmendar la plana a la edición prologada por Balaguer, apareció el libro ‘Décimas inéditas’, de Alix (Santo Domingo: Galaxia, 1966), recogidas, según Miguel Collado por su biznieta Teresa Pereyra Goico de Pierre (“Juan Antonio Alix: un enfoque histórico-bibliográfico, ‘El Nuevo Diario’ (27-4-2018). Perdí esta primera edición, pero luego de mi regreso de Francia en 1980, adquirí la segunda edición de 1982, de la misma editora y con el mismo prólogo de Rodríguez Demorizi escrito para la primera edición. En 1927 –según refiere Rodríguez Demorizi– hubo una primera edición de las décimas de Alix, pero fallida, por no tener quien la hizo ni método ni saber literario. La prologó José Ramón López. Informa Collado que Juan Tomás Tavares Kelner publicó un tomito titulado ‘Décimas políticas de Juan Antonio Alix’ (Santo Domingo: Editora de Santo Domingo, 1977). F. Moya Pons documenta que la primera edición de ‘Décimas inéditas’ de 1966 vio la luz en Impresora Moreno (Bibliografía de la literatura dominicana I (1997: 126). Es probable que las dos ediciones de Galaxia fueran pirateadas. Moya Pons no las consigna.
  2. (2)Aunque nació en Moca y se crio en Santiago, se le tiene por historia y cultura como santiaguero. A los dieciséis años comenzó su oficio de decimero, según Rufino Martínez en su ‘Diccionario biográfico-histórico-histórico dominicano’ (Santo Domingo: De Colores, 1997: 20-22 [1971] y añade además que era hombre de valor que a más de uno dejó manco en lance personal. Pero añade también Martínez que Alix era hombre dúctil que se plegaba a la situación política del vencedor, aunque sufrió cárcel por una décima contra Lilís y el Ayuntamiento de Santiago. Luego de combatir la Anexión, se pasó, desde Haití, al bando español e “hizo algo peor, que fue darles informes de los planes de sus compatriotas en Haití, por lo que los militares exóticos tomaron algunas precauciones con el fin de evitar el ataque de sorpresa. Alix en lo adelante no se pudo separar de los españoles, a los cuales siguió hasta verse en la ciudad de Santo Domingo, donde le encontró la Restauración de la República, a la que se adhirió, como otros compañeros.” (P. 21).
  3. (3)Collar.
  4. (4)Pantuflas.
  5. Prenda femenina elástica que hace las veces de blusa muy ceñida al cuerpo.
  6. Traje de tres piezas del mismo tipo, formado por saco, pantalón y chaleco de la misma tela o a juego.
  7. M. Enagua, prenda interior femenina. rur. obs. Diccionario del español dominicano (2013: 634).
  8. M. Armazón que se ponían las mujeres para que abultasen los vestidos por detrás (Nuevo Espasa ilustrado, 1375).
  9. Desde la época del imperio romano, en las posadas de los caminos por donde viajaban soldados y prostitutas, era un ramo lo que indicaba tales establecimientos. En el tardo romano (Edad Media española), el ramo pasó a indicar no ya la posada, sino la casa de las prostitutas, que fueron denominadas con el eufemismo de rameras. En España dicho vocablo encontró mejor lugar que prostituta, aunque ramera compite con puta en el índice de frecuencia léxica de nuestro idioma español. Ramera, palabra definida como “puta onesta” y meretriz, está ya documentada en el diccionario de Nebrija de 1495. También figura documentada en ‘La Celestina’ (1499), de Fernando de Rojas, según Ricardo Soca, artífice de varios volúmenes sobre la historia de las palabras.