Tener los datos de quiénes son los MOCES indicados en el artículo anterior, no tendría mayor importancia si no tuviesen un destino. A medida que sepamos los que son, a cada miembro se le determinaría sus aficiones, sus conocimientos, sus sueños de superación, lo que pueda o quieran hacer, siempre y cuando esté fuera de los defectos señalados por Teofrasto (371.-267 a.c.), el griego que en el 319 a.c. señaló los peores caracteres humanos.

Si el Movimiento realmente se mueve, es posible que cuente con la entusiasta colaboración de los que en el futuro se beneficiarían de los MOCES. En ese caso, en la ciudad principal de cada localidad se crearía una especie de comité mixto, voluntario, para expedir las tarjetas de recomendaciones.

Con las facilidades actuales, esas tarjetas podrían contener además de datos generales, lo que esa persona puede hacer o tenga conocimientos, indicando con una letra y un número. A – agrimensores, y con el segundo, el posible defecto o debilidad, aparte de su honradez y veracidad.

Sin olvidar lo de los barrios. Ya que en las ciudades y en los pueblos a medida que se revelen y se inscriban los MOCES, estos deberán reunirse en sus ensanches y en sus barrios o en los espacios donde vivan para tener sus datos y enviarlos a la CENTRAL.

El solo hecho de que un país sepa la cantidad de MOCES que tiene, es decir, ls personas que son esencialmente honrados y discretos e incapaces de mentir, virtudes innatas, las demás, como la buena educación, la cultura, etc., se pueden adquirir con la instrucción y en las reuniones sobre urbanidad y buenas maneras como las expuestas por Manuel A. Carreño (1812-1874). El objetivo es, que si por su timidez o pobreza, o lo que fuere, aunque sean aptos y desearan o necesitaran trabajo, no se atrevan, como en la parábola hindú, la Montaña vendría a Mahoma, y los interesados, en este caso, los gobiernos municipales, provinciales o nacionales;  las empresas grandes o pequeñas; los comerciantes, en fin, cualquiera que necesite personas en quiénes se pueda confiar, vendrían a buscar esos moralmente preciosos ciudadanos de ambos sexos. Además, pensando en el futuro, a los que desde la infancia se destaquen como tales las recomendarían en sus escuelas, colegios, institutos o universidades como candidatos preciosos para becas.

De todas las virtudes humanas, la honradez y la discreción, que incluye el respeto a la verdad, son las básicas. Casi todas las demás se derivan de ellas, ya que, como dijimos, nadie es perfecto.

En cuanto a los defectos humanos del carácter, la fuente permanente de lo que  no es conveniente, es la famosa lista  de  Teofrasto  en su obra  “Los caracteres” o “Los caracteres morales” como se tradujo en latín, en el cual: “estudia los tipos morales permanentes, no los personajes individualizados, a través de retratos que constituyen esbozos morales en forma de análisis psicológicos metódicos. La composición de estos retratos es uniforme, según un modelo invariable: breve definición, luego enumeración de los signos concretos del carácter, es decir los actos, los gestos y las palabras. La forma es siempre sobria y el tono discretamente irónico. El plan general de la obra original es imposible de hacer precisamente, aunque sólo sea porque el orden de los párrafos fue cambiado en la antigüedad. Este es el orden establecido en 1993 por el traductor J. Rusten para la Universidad de Harvard1:

1. El Hipócrita. 2. El Adulador, 3. El Indiscreto. 4. El Rústico. 5. El Servil. 6. El Falso. 7.  El Verboso. 8 El Fabulador. 9. El Imprudente. 10. El Mísero. 11. El Bruto. 12. El Importuno. 13. El Imbécil. 13. El Estúpido. 15. El Soberbio. 16. El Supersticioso. 17. El Bromista. 18. El Malvado. 19. El Repugnante. 20. El Difícil, 21. El Ruin. 22. El Manirroto. 23. El Arrogante. 24. El Orgulloso. 25. El Cobarde. 26. El Mandón. 27. El Ladrón. 28. El Maledicente 29. El Perverso. 30. El Incompetente.” (https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Caracteres_(Teofrasto).

Un listado de los malos, que un MOCE no podría ser.

Servicio público y privado

Como este servicio va a ser importante para el que lo requiera y como ninguna organización vive del aire, los costos para organizarse y llegar a tener un local o locales regionales o locales, acorde con la cantidad y calidad de los MOCES, sobre todo para los empleados fijos que tendrían derecho a un salario, son detalles importantes y se irían resolviendo  con las organizaciones de los posibles clientes, ya que hablamos de una institución con categoría de ONG’S.

Finalmente, tenemos el símbolo que es la balanza de la justicia y el lema: El Derecho al respeto ajeno es la Paz. Benito Juárez.

Estas son ideas generales. Es posible que nadie que sea MOCE, p0r su timidez ancestral, se interese y que por el contrario, uno de los tipos de Teofrasto vea una buena oportunidad de aprovecharse de esos pendejos y al final, lleve a la ruina una idea que hemos expuesto en el ocaso de nuestra vida con la mejor buena fe del mundo.

Quizás, países cultos, donde la mayoría de las personas son educadas y decentes, como Costa Rica, donde sería fácil instrumentarlo, se adelanten y se organicen a su manera. Como solo ofrecemos posibilidades, otros países podrían interesarse, y un lejano día, el planeta tierra podría ser gobernado por MOCES, disponiendo de lo mejor de sus seres humanos para acabar con las guerras y la corrupción, y los defectuosos caracteres de Teofrasto y la verdadera paz soñada sería una realidad.

Proyectos nuevos como este, solo harán reírse [o sotoreirse, como diría don Rafael Herrera Cabral (1912-1994)], a los maliciosos de toda laya.

Empero, luego de escuchar el domingo 16 las palabras esperadas y recibidas con un regocijo popular como nunca antes, sobre el fin de la impunidad de los que cometan actos de corrupción en el ejercicio de sus funciones, pensamos qué fácil le sería al presidente Luis Abinader (1957) si el MOVIMIENTO CENTRAL existiera. Sólo tendría que ver la lista para escoger esos MOCES honestos y respetuosos de la verdad. Entretanto lo vemos como un mago, extrayendo de la chistera a esos MOCES posibles para encomendarles ese aparente sacrificio, en un país, si pensamos en su tradición en los empleos públicos, que ha estado lleno de ladrones y de los otros 29 defectuosos que señaló Teofrasto.

Por ahora dejamos este plan futurista así, como lo hemos planteado en estos artículos, con la esperanza de que un no lejano día, aparezcan los políticos o los empresarios decentes que necesiten organizar definitivamente la sociedad con sus mejores y más sanos ciudadanos.

1. Theophrastus Characters; Herodas Mimes; Cercidas; the choliambic poets. Ed. J. Rusten, I.C. Cunningham and A.D. Knox. Cambridge, Mass.: Harvard UP (Loeb), 1993.