Cuando se habla de cooperación universal, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es la institución de mayor importancia y en el caso del desarrollo de políticas y normas medioambientales su papel ha sido trascendental.
En 1945, cuando se creó la Organización de las Naciones Unidas, era muy bajo el grado de concienciación sobre la necesidad de aunar esfuerzos de manera global con la finalidad de preservar el medioambiente. Sin embargo, a pesar de que no existe referencia sobre los asuntos ambientales en la Carta de las Naciones Unidas, que es su instrumento constitutivo, los amplios objetivos que persigue la ONU condujeron a una interpretación que circunscribiera los asuntos medioambientales en su mandato.
El mantenimiento de la paz y seguridad internacionales y el fomento de la cooperación internacional para solucionar los problemas de carácter económico, social, cultural o humanitario, como objetivos de la ONU dieron constancia de la importancia de un medio ambiente adecuado que para el logro de la paz y seguridad que se pretender alcanzar, así como para el logro de los metas económicos, sociales y humanitarias. Es por esto que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha asociado algunos asuntos medioambientales a la paz y seguridad, insertándolos en el mandato de la organización.
Una de las primeras Resoluciones que, en materia ambiental, sigue en la actualidad revistiéndose de vital importancia es la Resolución 1803/62 (1962) que hace referencia al control soberano sobre los recursos naturales. La Resolución declara que los Estados tienen plena soberanía sobre todos los recursos naturales que se encuentran bajo su jurisdicción y que deben ejercer esta soberanía en interés de su desarrollo nacional y del bienestar de su pueblo.
Este pleno control soberano de un Estado sobre sus recursos naturales, que se expresa en la Resolución, le autoriza (a cada Estado) a realizar o autorizar actividades como estime oportuno en su territorio, incluyendo actividades que puedan influir negativamente sobre su propio medio ambiente. No obstante, esta soberanía nacional está directamente conectada con la responsabilidad de no dañar el medioambiente de otros Estados o áreas fuera de los límites de la jurisdicción nacional.
Este punto es tocado en el Principio 21 de la Declaración de Estocolmo, convenido en 1972 durante Convención de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, primera conferencia internacional en materia de medio ambiente convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Tras esta primera conferencia en la materia, se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), como la sección responsable de los asuntos medioambientales dentro del sistema de las Naciones Unidas. Desde entonces, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha seguido adoptando un gran número de Resoluciones y creando otras secciones que han pasado a formar parte de la Gestión Ambiental Internacional de forma directa o indirecta.