Jamás olvidaremos un día en la UASD, cuando la profesora Mercedes Sabater de Macarrulla dijo en tono eufórico,  debemos organizar la UASD, y de inmediato movió la cabeza y con profunda tristeza agregó: Para lograr tan importante objetivo, se necesita mayor grado de orden, de educación, de nivel cívico  y de vocación ciudadana; planteamiento, que coincide plenamente con la estrategias que implementa el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), en pro de una mejor República Dominicana para las presentes y futuras generaciones.

El orden por el que abogaba la prominente catedrática y hoy en día el CRD,  en las dictaduras se consigue de una forma simple y directa con el uso intenso de la fuerza, mientras en la democracia, que es el  sistema más interesante hasta ahora creado por el hombre, el orden se consigue mediante el consenso, la ley, la ciencia, la tecnología y especialmente la educación.

Lamentablemente, dentro del orden democrático en que vivimos, las ciudades dominicanas están controladas por el desorden, produciéndonos a todos por igual  estrés y  grandes agobios, en virtud  de que muy poca de ellas están  orientadas  a satisfacer las necesidades materiales, sicológicas y espirituales de sus habitantes.

Todos por igual,  estamos afectados por una gran contaminación,  que agota y maltrata los sentidos y un vivir armónico y lleno de paz, de cuya situación,  sólo se  pueden escapar cada fin de semana las personas de mayores recursos económicos que pueden refugiarse  en sus residencias en playas y montañas o con su permanente acceso a las áreas turísticas del país, siendo necesario cuidar a los que se quedan y que no pueden escapar, que son la gran mayoría de los que  integran  la sociedad dominicana.

Hay contaminación de basura, que incluso la que se recoge no es bien manejada. Hay ruidos insufribles, contaminación por exceso de calor y falta de electricidad, gran contaminación visual de letreros sin control, iluminación nocturna exagerada o la oscuridad total, contaminación de gases vehiculares, contaminación de un tránsito de alta resistencia o tapones. Contaminación de las esquinas con vendedores y pedigüeños sin control. Y lo más preocupante es ver la contaminación por la falta de educación de los munícipes y las autoridades.

A lo anterior se añade permitir que todo el que desee nacional o extranjero, se dirija a una esquina y establezca un negocio o instale un centro de limosna, sin hacer la debida conciencia  que los mismos deben ser regularizados mediante licencias y permisos especiales reglamentados y sancionados,  para evitar  los serios perjuicios que causan cuando operan bajo el desorden y la anarquía.

En la dictadura sería fácil eliminar tan  gravísimos problemas y  los perjudiciales males que ellos causan, pero en la democracia  su  solución es más compleja, haciéndose necesario en el caso de nuestro país,  como bien lo propone el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD),  utilizar como instrumento para su erradicación la educación de la ciudadanía y de las autoridades, para lograr la sanidad que requerimos en las metas que debemos cumplir  para lograr un desarrollo sustentable y permanente.