Al parecer únicamente los tiempos impiden que se queme en la hoguera a quien se oponga a la lectura de la Biblia en las escuelas. Faride Raful debe dar gracias a Dios el haber nacido en esta era y no en otra como la edad media, en la que residen mentalmente muchas personas. El problema no es la Biblia, sino como se lee. Si a alguien con poder se le ocurre leer los evangelios en el modo que la hacían los inquisidores se estuviera construyendo la pira para quemar a esta joven mujer, como fueron quemadas brujas y mujeres que se les relacionaba con el diablo en su vida conyugal y escaso eran los medios de salvación. Únicamente la confesión podía salvarla en su espíritu, rara vez en su cuerpo. Salvada el alma con la delación de sus “pecados” era difícil salva un cuerpo dejado a los pecados carnales. Argumentar a su favor era difícil y lo es aún hoy sin el temor a la muerte. En el inconsciente colectivo hace que los hombres tengan temor a los hombres que pueden quemarlos, más miedo que al que al mismos Dios.
A pesar de todas mis diferencias con la señora Raful, puedo defender un principio por el hecho egoísta de que me atañe, Puedo pensar como hecho horroroso que a mis hijos se le adoctrine en interpretaciones de la Biblia y no en el sentido de las escrituras de Dios. Oponerse a eso da terror sólo pensando por las consecuencias sociales, pero Cristo nos obliga a defender a nuestros hijos cuando son niños. Por el miedo muchas de las defensa a la señora Faride se reducen a decir que ella no está en contra de la Biblia, pero en la vida laica y terrenal que es de lo gobierno del hombre las personas pueden tener el derecho no creer en la Biblia con todas sus notas, porque a Dios lo que es Dios y al César lo que es del César, fuerza debe poseer la palabra del mismo Dios para que sus representantes o quienes dicen serlo en dialéctica erudita y en cualquier otro campo pueda refutar a quienes se opongan a Cristo presentado una opción religiosa que dicen es mejor. Esa es la libertad que hemos ganado con el libre albedrío.
La Biblia hasta la reforma luterana era leída por pocos, sólo los eruditos que lograban conocer los misterios de la palabra de Dios podían leerla e interpretarla. La iglesia católica no era muy propensa a aceptar que los cristianos leyeran la Biblia. El tema era no dejar que la gente hiciera lectura de la palabra Dios, sino de que alguien la leyera en vez de los cristianos comunes para interpretar lo que dicen Dios y su hijo con sus palabras. Esto se establecía porque la lectura de las escrituras de Dios podía echar abajo muchas de las interpretaciones redituables de las santas escrituras
La desgracia de la palabra de Dios no está en lo que Dios dice, sino en lo que se interpreta. Por eso San Agustín, reivindicado por católico y protestantes, que son en su conjunto cristianos unidos por la Ley 44-00, decía que los errores en las palabras de las santas escrituras venían de sus interpretaciones no de ellas mismas.
Uno escucha a los que defienden la lectura de la Biblia en las escuelas y se pregunta si habrán leído la Biblia, si toman tiempo para leer lo que como palabra de Dios está escrito. Porque de forma falaz hablan de que la cruz y los evangelios están en el escudo y Dios en el lema nacional como si Dios mismo hubiera ordenado ponerlo y por tal razón se estuviera obligado a leer la Biblia en las escuelas.
El tema no es lo que el hombre ha hecho con Dios y ha impuesto, sino lo que mismo Dios dice, porque él no pidió que estar en escudo alguno, ni el evangelio en cualquiera de sus partes está escrito para ponerlo en un escudo, con una cruz con palmas y laureles. No están en ese lugar por designios bíblicos, sino por el hombre y son pobres los argumentos que esgrimen este hecho para decir que por eso también se puede a orar o rezar por disposición de una ley en las escuelas.
Otro argumento es que los funcionarios se juramentan diciendo que: “Juran ante Dios y el pueblo…” juramento que niegan todos los días sin consecuencia alguna, ya que en ningún modo su origen es divino, sino de la hipocresía del hombre. En cada juramento de un político como funcionario se toma el nombre de Dios en falso y nadie recurre a los insultos y argumentos maniqueos para atacar tal falsedad, sino que se vuelven cómplices de tal perjurio. El juramento de los funcionarios niega la palabra de Cristo que dice que el hombre no debe jurar de ninguna manera, ni por el cielo ni por la tierra, ni por nuestra cabeza. Lo que pide Cristo es que nuestro hablar cuando diga si sea si y cuando diga no sea no. En otras palabras, que se cumpla con lo que se dice.
Tal juramento con el nombre de Dios no es mas que una burla a Dios, porque todos los que juran lo hacen tomando falsamente su nombre. El juramento que Cristo dice no se debe hacer se toma para justificar la lectura obligada de la Biblia, siendo este juramento una práctica de farsante que niegan todos los días su palabra y cuando dicen si es quizá y cuando dice quizá es que no y nunca dicen no porque su no, no es no, y su sí no es sí.
Leyendo la palabra de Cristo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que a seáis b hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.”. ¿Se puede decir que lo atacan a la señora Faride siguen a Cristo cuando lo que hacen es contrario a lo predicado por él, me pueden decir que su interpretación sobre la Biblia es para que mis hijos oren con ellos de forma obligatoria sin mi presencia y sin considerar que cada hijo es parte de una familia?
Cristo también enseñó a orar: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas, porque a ellos les gusta el orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen u recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensara en público. Y al orar, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, orareis así:Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder y la gloria, por todos los siglos. Amen”.
La oración dice Cristo se hace en secreto, en tu aposento. Nunca dijo que los niños hay que leerle la Biblia al izar la bandera de una nación donde hay otros que van a Dios por caminos distintos al de los cristianos. Tampoco dijo que en las filas de las escuelas se deben leer las interpretaciones de algunos hombres de la palabra de Dios, sólo dijo que los hombres deben comportarse como los niños, y dijo más: “…si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos.”. Y dijo: "…cualquiera que haga tropezar a niño que cree en él, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiese en lo profundo del mar.”. Cristo no era fácil cuando se trataba de niños.