Querid@ Dios/a:

No sé si esta plegaria llegará hasta ti, o si será interceptada por tus secuestradores, que gastando tanto celo en el oficio de representarte -tengo entendido que sin tu anuencia- han llegado a creerse que ellos son tú.

Confunde a esos impostores que son los que han armado una conspiración terrible contra el más amable, modesto y piadoso de tus hijos, Su Eminencia, Jesús de Nicolás Cardenal López Rodríguez, quien según él mismo ha denunciado, hoy padece las mismas penurias y persecuciones que sufrió Cristo.

Seguro que los entuertos se  han desencadenado por la envidia de unos Caín, a quienes al parecer irrita la abundancia y calidad de las devociones y sacrificios presentados por este santo varón ante ti y que, según críticas infundadas, pueden trastocarse con las ofrendas que él se ha hecho presentar ante sí mismo.

Pon un poco de humildad y de tolerancia y comprensión a los derechos de otr@s, donde solo crecen los cadillos de la prepotencia, en particular, entre la prepotencia que no es solo un defecto personal, sino que incide en las políticas públicas y  agrede a un país y al mundo.

Embota los colmillos del lobo y concédeles algunas neuronas a las ovejas, para que tengan la sabiduría de sacudirse las pulgas.

Permite que a la pócima mágica medieval se le agregue alguna dosis de raciocinio.

Otorga el discernimiento para que quienes te atribuyen la hechura de las personas, perciban el cerebro como uno de los regalos tuyos y acaben considerando su desprecio y falta de uso, como una ofensa contra ti.

Convierte en perfume al zorrillo y transforma el hacha el flor, dejando con la cara larga al verdugo, o mejor aún, asciende al verdugo a arco iris o a mariposa. Dulcifica el martillo. Préstale un par de alas al cerdo.

Sé generoso y dale pies a quien solo quiere muchos zapatos. Añádele una cabeza a quien solo desea tener sombreros. Dale un camino a quien solo tiene una colección de carros. Anéxale la pezuña de un buey, a quien quiera que su anillo le pese  a otr@s, como un bló de cemento atado al cuello.

Dale hijos a quien solo tiene ahijados. Desnuda a quien esconde violadores de niños debajo de los faldones de su disfraz.

Dale el gusto por los amantes voluntarios y adultos a los pedófilos. Concédeles la gracia de gozar del amor, a quienes solo gozan cuando abusan.

Dales derechos y constitucionalidad a quienes han impuesto los privilegios, los prejuicios y la inconstitucionalidad.

Proporciónale un gobierno honrado a quien le es indispensable uno corrupto. Dale políticos íntegros a quien se codea, asocia y encompincha con los grandes rateros del gobierno y del sector privado.

Dale lucidez a quien puede identificar a los delincuentes bebés de dos años de edad, pero no a los delincuentes allegados (si es que no se trata de sí mismo) adultos, de 50, 60 años y más,  ni siquiera cuando sobre estos hay condenas judiciales -condescendientes- que los identifican como tales.

Abre los ojos de quien aplaude los asesinatos de la policía contra supuestos delincuentes de orilla y ha impuesto la prohibición absoluta del aborto, incluyendo el terapéutico; pero es un cómplice de los delincuentes de la cúspide que amenazan la vida, promoviendo la miseria, la violencia, la inseguridad y las muertes por desnutrición y enfermedades.

Ablanda el corazón de los racistas fascistoides y de quienes ven a las mujeres como una granja de gallinas ponedoras, que no tienen derecho a decidir sobre cómo administrar los cartones de huevos.

Dale un hogar a quien solo tiene un palacio. Permite que tenga con qué pagar legítimamente su palacio, quien se lo hizo tributar y reconstruir gratis, sobrevalorándolo y asignando contratas a un familiar cercano, incurriendo en nepotismo, para depredar por partida múltiple.

Recuérdales que Jesús viajaba en burro (cuando ya había literas cargadas por esclavos) a los opulentos sacerdotes del Sanedrín de manos enjoyadas y egos elefantiásicos; que se creen que otr@s no tienen derecho a presentar  perspectivas diferentes a las de ellos, que son las probadamente fracasadas.

Dales hambre y sed de justicia a quienes solo tienen hambre de poder y de obras y contratas gubernamentales sobrevaluadas.

Dales hambre y sed de justicia a quienes mantienen una iglesia con bienes del Estado e inciden en éste -en sus negocios y en sus políticas públicas- injusta, ilegal e inconstitucionalmente.

Rescata al cardenal Jesús de Nicolás López Rodríguez de entre las trampas e intrigas de sus enemigos -por los que tiene la condescendencia de orar- para que con su preclaro juicio y su reconocido tino para estar como siempre al lado de las mejores causas, vuelva a tener tiempo disponible  para desenmascarar y confrontar a los fariseos con las conductas descritas en esta plegaria.

Por la salud de nuestro amado cardenal.

Amén.

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