Introducción

1.- Todos aquellos que creemos que la humanidad tiene derecho a vivir satisfecha en lo material y espiritual, también permanecemos inclinados a ver las cosas en su aspecto más favorable, confiados en que los buenos deseos serán cumplidos para la felicidad de todas y de todos. La confianza en lo positivo nos anima y llena de entusiasmo y de dinamismo.

2.- Mantenernos en estado de ejecutar proyectos nos permite convertirnos en exitosos y prestos para triunfar ante las peores adversidades. Llevar nuestras pretensiones hasta lo más alto, es demostración de la firme decisión de obrar con la entereza que habíamos concebido hacer realidad una producción material o intelectual.

3.- Por muy difícil que se presente la situación económica, política, social, ética y moral, es posible salir adelante si los mejores hombres y mujeres del país se ponen en tensión para superar las contrariedades que obstaculizan la existencia de un ambiente en el cual no prevalezcan las causas que entorpecen el desarrollo que merecemos y aspiramos para pasarla bien. Los padecimientos hay que vencerlos para que surjan los sentimientos de júbilo.

I.- Transmitir cariño en el nuevo año

4.- El nuevo año debe servir para que cambiemos para bien, comenzando por demostrar cariño a los demás. Se impone sacar de la mente de los dominicanos y las dominicanas las ideas que solo hacen posible lesionar a nuestros semejantes. Los sentimientos profundos de antipatía no cuadran en los seres humanos que buscan cultivar el afecto, la ternura y el agrado.

5.- En un mundo cada día más dominado por pequeñeces que afectan al ser humano, se debe sentir bien aquel que dispensa un trato agradable a los demás. Resulta afortunado quien recibe expresiones oportunas que motivan felicidad. La naturaleza sensitiva de las personas contribuye a que el trato bondadoso sea recibido con alegría; mientras que, por el contrario, el ultraje produce disgusto, enfado. Sentirse ofendido hace al ser humano infeliz, y lo lleva a reaccionar mal.

6.- Al oído de los seres humanos llegan bien las palabras delicadas, dirigidas con dulzura, y más en los momentos difíciles. Escuchar expresiones de aliento hace desaparecer cualquier signo de pesar que pueda afligir o mortificar. Una persona lastimada requiere escuchar bellas expresiones para elevar su estado de ánimo.

7.- Debemos mandar a los demás señales de aliento cargadas de exhortación al regocijo; hacer divertida el alma de quien precisa llenar el espíritu de lo bonito que solo puede aportar quien tiene sensibilidad y se preocupa por la felicidad de otro. Una frase fea lleva a quien se le dirige a cambiar su estado de alegría a tristeza. De ahí que el lenguaje debe ser utilizado con suma prudencia para no estropear los sentimientos de quien solo merece gestos exquisitos transmitidos con dulzura.

8.- No solo físicamente se agrede a otro; una actitud de indiferencia, de desprecio, entraña una lesión. Un desaire pesa en la conciencia de un hombre o mujer digna; el menosprecio es inaceptable para una persona de vergüenza.

9.- Demuestra indolencia aquel que en forma consciente trata con desdén a sus relacionados, amistades y amigos; un desaire hacia una persona sana y de buen proceder, es un golpe en su corazón. Una desatención, una dejadez ante el requerimiento de una amiga o amigo, es una señal de falta de distinción que daña la relación entre personas que, se supone, se tienen afecto y respeto mutuo, porque en lo adelante los vínculos afectivos ya no serán los mismos.

10.- Con este escrito no procuro convertirme en orientador cívico, sino que las ideas que expongo sirvan para que quienes tienen la posibilidad de leerlo conozcan mi percepción con relación a lo que creo podemos afianzar, modificar, o de cualquier forma transformar nuestro comportamiento, a los fines de hacer aportes significativos a la lucha social y política del país, así como mejorar o superar las relaciones con nuestros familiares, amigos, amigas, conocidos y amistades.

II.- Recibir el año nuevo con agrado

11.- El año nuevo, como todo lo fresco, novedoso y tierno, debemos recibirlo con original sentido de la vida en comunidad; poniendo por delante lo agradable que hay en cada una de las dominicanas y de los dominicanos cuando ponen su gracia en procura de la felicidad de sus semejantes.

12.- La llegada del nuevo año ha de ser acogida por los hombres y mujeres de bien del país con los parabienes que deben llegar enhorabuena para la felicidad de lo que en verdad se llama pueblo dominicano. Porque no creo en la deshumanizada tesis de que “entre peor mejor”, siempre he confiado y actuado con el convencimiento de que nuestro pueblo, más temprano que tarde, se liberará de las cadenas de la opresión.

13.- Porque los procesos sociales no están enmarcados dentro de fechas o períodos, y las masas populares tienen las condiciones para condensar veinte años en un día. Quién sabe los grandes logros políticos y sociales que el pueblo dominicano puede alcanzar este nuevo año.

14.- Aquellos que en nuestro país maltratan a los demás con actitudes, gestos, palabras o acciones, la llegada del nuevo año  les debe servir para que comiencen a distinguir  y a valorar al ser humano como tal, y a los que merecen respeto por su comportamiento en el medio social.

15.- El año que el mundo cristiano inaugura como nuevo, conviene recibirlo con la frescura que acogemos lo que nos trae inspiración, vocación, inclinación a renovarnos y a estar mentalmente de acuerdo con lo que queremos del lozano año nuevo, y en la misma medida olvidarnos del viejo, el que quedó atrás.

16.- El año que ha concluido debe quedar para nosotros como algo que pasó; referirnos a él como remoto, caduco; lo que llegó a nuestra vida como viajero fugaz. Al acoger con buen ánimo el nuevo año, el que ya se va hay que echarlo, despacharlo, desprenderlo de nuestra mente con deseo de olvidarlo, pasarlo por alto.

17.- A los fines de que el nuevo año nos llegue con agrado, hay que darle un recibimiento trascendental, demostrándole así la gran importancia que le damos a su llegada, lo mucho que significa para impulsarnos a una nueva existencia como país que procura cambiar de maltratado a cuidado, de desvalido a protegido.

18.- Para nuestro país el año nuevo ha de llegar para aplicar fórmulas que nos permitan renovar la sociedad en el plano económico, social, ético, moral e institucional, todo acorde con las aspiraciones de nuestro pueblo. Es ocasión propicia para reflexionar; pensar en el futuro, a la vez que es posible que elaboremos planes con relación al período que comienza, deseando que su nacimiento represente un albor de esperanza y un agradable amanecer.

19.- Nuestro pueblo tiene que aceptar el nuevo año con la convicción de que su tradición de triunfador, victorioso y vencedor reside en su deseo de salir adelante por encima de las pretensiones de sus adversarios tradicionales que solo quieren llevarlo al pesimismo, al fracaso. Las masas, los que aquí son los más, se han movido y se han de mover con confianza, decisión y absoluto aplomo para que el año nuevo sea el inicio, el despertar para ser dueño de su destino.

20.- En los grandes procesos del desarrollo histórico, veinte años equivalen a un día, pero hay días que condensan esos veinte años. Ojalá que un día cualquiera del nuevo año sirva para las grandes mayorías nacionales  enviar un mensaje de escarmiento a quienes desde siempre las han despreciado, burlado y oprimido.

21.- Debemos estar animados para alcanzar todo aquello que representa lo bueno; listos para accionar en procura de lo que sea útil a lo que en verdad se llama pueblo dominicano. Accionar gustosos a los fines de que el nuevo año sea bienaventurado, cargado de bienestar y plena felicidad.

22.- Todos aquellos que confiamos en las potencialidades de las fuerzas motrices que aquí simbolizan los cambios económicos, políticos y sociales, debemos permanecer con la firme creencia de que cada nuevo año puede servir para avanzar, salir adelante y progresar. Nunca debemos pensar en el retroceso que solo trae atraso. El futuro es de los que afianzan sus ideas para realizaciones.

23.- Los dominicanos y dominicanas que hemos vivido confiados en el pueblo para salir adelante, y no creemos en lo nefasto y triste, sino en lo alegre y propicio, en lo positivo y no en el pesimismo, recibir el nuevo año con buenos augurios, esperanzadores vaticinios, confiados pronósticos, anunciando un hermoso porvenir, previendo lo sano y no lo nocivo; armando la conciencia de los mejores hombres y mujeres del país, de los que luchan por convicciones democráticas y transformaciones verdaderas.

24.- He vivido armado de optimismo, siempre espero lo bueno, lo fructífero; el aliento del triunfo lo he tenido presente hasta en las coyunturas más difíciles de mi vida; el pesimismo nunca vencerá mi deseo de ver a mi pueblo con el control del poder del Estado. La ilusión y la alegría fortalecen mi espíritu.

25.- Quiero, al igual que para mis seres queridos, disfrutar de buena salud. Anhelo para el país cambios verdaderos en el orden material y espiritual, para que la vida del pueblo sea menos pesada de lo que ha sido hasta  ahora. Sueño que en lo adelante el ambiente político nacional cambie para bien.