¿Qué es lo que hay que hacer para que desaparezca la opresión?

Primero, lo primero, debe haber una revolución cultural. Y es que la opresión no es un accidente social, económico o cultural. Es una cuestión estructural, y cuestiones debidamente organizadas no dependen exclusivamente de la voluntad, aunque sí es posible derrumbar la opresión a partir de caracteres culturales, principalmente en términos de resistencia cultural.

El poder detentado por intereses contrarios al bien común se apropia del cine u otras artes. Se apropian  de ese eje de voluntad popular conduciendo a la sociedad, expresada en cada individuo, a cometer faltas que permiten que les dominen.

En nuestras sociedades no existe la revolución cultural, existe la resistencia cultural que es modo de llegar a una revolución o permitir caminos para que esta se produzca como habrá de producirse.

El cine dominicano, por ejemplo, responde a esa estructura de dominación. Es respaldado por una orientación política que se expresa culturalmente haciendo a los actores del pueblo, a quienes luchan por sus intereses, los del pueblo, los colectivos, a esos los convierten en excepcionales, los apartan del pueblo, como si se tratara de una aristocracia.

Cunde el maniqueísmo, primera expresión del analfabetismo cultural.

Buscar un correctivo, una acción antivenenosa, es, quizás, comenzar a tratar el tema. Eso, y solo eso, es el inicio del fin de una opresión. Porque vamos a salir de la condición moral para la condición política.

Actuar como los opresores actúan, responder a ese esquema opresivo de relaciones sociales, es responder de manera mecánica y actuar, conducirse, como opresor de sí mismo sin que uno mismo quiera.