Las voluntades opositoras deben unirse con el imperioso propósito de ponerle término a dieciséis años consecutivos del Partido de la Liberación Dominicana en el poder.

Para lograr este ansiado objetivo la oposición debe enfrentar tanto al presidente del partido de gobierno, Leonel Fernández, como al presidente de la República, Danilo Medina. En ese sentido, debe tener claro que el cuestionamiento de los leonelistas al gobierno es coyuntural y que tiene como objetivo la obtención de la candidatura presidencial por el PLD, mientras que la intención de los partidos opositores es expulsar al partido morado del Palacio Nacional, del Congreso Nacional y de los ayuntamientos, sin importar quien sea su candidato.

¿Qué es un bloque opositor? La interrogante surge a propósito del anuncio sobre la disolución, debido a discrepancias relacionadas con la aprobación de la Ley de Partidos, de un denominado bloque opositor, encabezado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y conformado por los partidos Reformista Social Cristiano (PRSC), Alianza País (Alpaís), Humanista Dominicano (PHD), Frente Amplio (FA), Fuerza Nacional Progresista (FNP), Alianza Por la Democracia (APD), Revolucionario Social Demócrata (PRSD), Opción Democrática (OD) y Socialista Cristiano (PSC). No obstante, resulta conveniente, para evitar una mayor confusión, establecer la diferencia entre bloque o frente opositor y alianza de partidos.

El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia define bloque, en el ámbito político, como sigue: “Agrupación generalmente ocasional de partidos políticos, países o asociaciones. El bloque comercial de combustibles. Bloque del Este”. En cambio, la alianza ha sido definida por la Ley Electoral como “el acuerdo establecido entre dos o más partidos para participar conjuntamente en uno o más niveles de elección y en una o más demarcaciones electorales”.

Por lo tanto, el concepto que guarda más relación con el de bloque es el de coalición, sobre el que el Diccionario Electoral del Instituto Interamericano de los Derechos Humanos (IIDH), expresa lo siguiente: “Las legislaciones de muchos países latinoamericanos utilizan la denominación «coalición» en lugar de alianza (vgr. Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México). La literatura política reserva, sin embargo, el término «coalición» para el acuerdo de varios partidos para la formación de gobierno en los sistemas parlamentarios. La formación de una coalición, en el sentido tradicional, es una unión post-electoral, mientras que la alianza es una unión pre-electoral (vgr. la Alianza, en Argentina, o la Concertación por la Democracia, en Chile)”.

Como se puede apreciar, contrario al sistema parlamentario en que las alianzas se pactan, más que para ganar las elecciones, para gobernar, en el sistema presidencial, como es nuestro caso, se procura ganar las elecciones y, en lo que respecta a los partidos minoritarios obtener algunos cargos de elección popular y preservar su reconocimiento.

Por las razones anteriores, una vez terminadas las elecciones, cada partido traza su estrategia particular de crecimiento de caras a los siguientes comicios. Lógicamente, son distintas las de los dos principales partidos mayoritarios, el PLD y el PRM, y las de los demás.

Los bloques se conforman para ocasiones y temas específicos. Nunca son permanentes. Por lo tanto, la oposición debe mantener su coincidencia contra las malas acciones del gobierno y procurar obtener el apoyo del electorado, para sumarlo a una gran alianza programática que garantice el cambio del 2020.