La reciente visita de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) a solicitud del Gobierno Dominicano ha sido una gran oportunidad para la República Dominicana por varias razones:

1-El origen de la visita. La visita se hizo a solicitud del gobierno dominicano presidido por el Presidente Danilo Medina. Lo que indica que el gobierno está interesado en resolver el impasse creado por la Sentencia del Tribunal Constitucional en términos del respeto a los derechos de identidad y nacionalidad de personas nacidas en el país entre 1930 a la fecha con origen migrante.

2-La movilización de personas víctimas de violaciones de derechos en la resolución de su situación. En el país se presentan muchas barreras culturales y sociales para que las personas que son víctimas de violaciones de derechos, mas aun cuando viven en situaciones de vulnerabilidad, sean capaces de reconocer la violación y movilizarse a hacer denuncias.

En los últimos años se ha ido logrando con las campañas que se desarrollan desde instancias gubernamentales y no-gubernamentales que las mujeres que son víctimas de violencia de género se movilicen hacia la denuncia contra el agresor.  Las otras violaciones vinculadas a educación, salud, esfera laboral, maltrato físico, documentación e identidad se habían mantenido hasta hace poco en el silencio y/o la complicidad.

3-Favorece el ejercicio ciudadano. Con la posibilidad que tuvieron muchas personas de movilizarse hacia una instancia en la que sintieron que podían ser escuchados sus reclamos de violaciones de derechos y que se les visitara a sus comunidades se genera un intersticio cultural importante para el ejercicio ciudadano.

En la medida en que sectores poblacionales que son maltratados y violentados sus derechos sean capaces de reconocer la violación y denunciarla se facilitan los procesos de ejercicio ciudadano y con ello la democracia.

4-Visibilización del racismo. La existencia de prácticas de discriminación racial en la República Dominicana no es nueva. Desde hace muchos años se viene identificando en distintos estudios e informes la existencia de discriminación racial hacia la población dominicana negra y hacia la población haitiana. El racismo está tan legitimado socialmente que no somos capaces de identificarlos en prácticas de exclusión, bullying, aislamiento y humillaciones que se producen cotidianamente en distintos espacios educativos, sociales, laborales y de recreación.

El racismo en nuestra sociedad está bañado de distintos matices que van desde la negación de nuestros orígenes afrocaribeños, cocolo, haitiano, afroamericano y africano, hasta el rechazo de la población migrante que tiende a ser excluida en guaguas, vecindarios, espacios educativos y laborales.

No reconocer el racismo en nuestra sociedad nos hace mucho daño como pueblo. Afecta  la cohesión y la armonía social,  neutraliza las posibilidades y esfuerzos  de cambio para eliminar la exclusión y la discriminación que afecta  a población dominicana que tiene origen racial diverso y aquella con origen haitiano.

Reitero que el Informe del CIDH ofrece una gran oportunidad para nuestro país y para todos y todas,  nosotros y nosotras. Nos facilita el espejo que mantenemos tapado con un manto de odio e irracionalidad reflejo de la resistencia a mirar nuestra identidad, nuestras raíces y nuestras debilidades.

Propongámonos no hacerle eco  al odio, división y negación de nosotros mismos que viene de sectores que han estado vinculado a lo más oscuro de nuestra historia. Sectores que niegan los ideales de Duarte, Sánchez, Mella y Luperon. Sectores vinculados ideológicamente a quienes enterraron a María Trinidad Sánchez,  las Hermanas Mirabal y Florinda Soriano (Mamá Tingó).

La Navidad es una época maravillosa para la reflexión y la revisión interna desde la introspección y el silencio. Aprovechemos esta navidad para mirarnos internamente, ver nuestra historia como pueblo, nuestros ancestros afrocaribeños y de diferentes etnias, vernos desde nuestras  familias y desde nuestra historia personal.