Creada con la función fundamental de brindar soporte técnico a los ayuntamientos del país, a través del tiempo han sido reiteradas las propuestas de eliminar la Liga Municipal Dominicana bajo el argumento de que el organismo dista de rendir esa función ni ninguna otra de importancia que justifique su existencia, y que más bien ha sido usada como ficha de negociación política y una pródiga fuente generadora de cientos de empleos clientelares.
Parece servirle de confirmación el antecedente de que un político tan avispado como Amable Aristy Castro, tradicional y poderoso cacique electoral de la provincia La Altagracia, al menos en dos ocasiones anteriores, haya renunciado a su senaduría a favor de un pariente, para asumir la Secretaría General del organismo. En adición, cuenta el hecho de que el control de la Liga ha figurado tradicionalmente como un atractivo y convincente factor de discusión para sellar alianzas con los partidos minoritarios de mayor bagaje electoral.
Ahora, sin embargo, su actual titular, el dirigente reformista Johnny Jones, sobreviviente de un intento de serrucharle el palo para despojarlo del cargo, revela que la Liga Municipal se abocará a la ejecución de un ambicioso programa encomendado por el Presidente Danilo Medina, dentro del Plan Dominicana Limpia que el mandatario anunció semanas atrás en el Palacio Nacional.
La tarea encomendada a la Liga es nada menos que la de intervenir en los trescientos sesenta vertederos a cielo abierto que existen en el país. Todos son focos altamente contaminantes del medio ambiente y en su casi totalidad representan un permanente riesgo de salud para la población, a fin de sustituirlos de manera progresiva por rellenos sanitarios. El programa contempla el compromiso que asume la Liga de construir unos sesenta en el curso de los próximos tres años. Para ese fin, la Liga ha convocado a un concurso con el propósito de adquirir equipos pesados por un valor de 387 millones de pesos para ser distribuidos entre los distintos ayuntamientos del país, lo que hace suponer que estos tendrán una intervención directa en su ejecución.
Obviamente, por su extensión, el universo de la población que abarca y la especial y compleja situación creada con la sustituida operadora Lajún, debido a las graves y continuas violaciones de carácter medio-ambiental en que ha incurrido y que, a juicio del geólogo y ambientalista, Osiris de León, con quien hemos conversado al respecto, anulan la concesión que se le otorgó, tendría que ser objeto de un manejo específico y diferenciado de mucha mayor envergadura.
A juicio del propio de León, quien funge como Asesor del Poder Ejecutivo en temas ambientales será necesario identificar y disponer de un terreno de no menos de un millón a un millón doscientos mil metros cuadrados para construir un moderno relleno sanitario, con planta de tratamiento que, al igual del que ya está operando en Santiago de los Caballeros, cuyo ayuntamiento se adelantó a tomar la iniciativa, proceder a la separación de los distintos componentes de basura y al reciclaje de la parte aprovechable de cada uno de ellos. El vertedero actual sería clausurado y convertido en un área verde.
En el caso de la Liga y la gran responsabilidad que está asumiendo y que resulta de vital importancia para la sanidad pública, se le presenta ahora una gran oportunidad para reivindicar el papel del organismo. En este caso, no solo asesorando sino auditando y supervisando con el auxilio de técnicos calificados en la disposición de desechos sólidos la labor que lleven a cabo los distintos ayuntamientos para, asumiendo la función de fiadores solidarios, garantizar que no haya desvíos en el uso correcto de los equipos y el empleo transparente de los recursos destinados al programa, así como la calidad de los rellenos sanitarios que se construyan.
Si pasa la prueba, dispondrá de un buen argumento para defender su sobrevivencia frente a futuros reclamos de que sea suprimida.