La primera vez que Philippe Quint vino a República Dominicana, hará quince años, era todavía un jovencísimo violinista del estudio de la legendaria Dorothy DeLay de la escuela Juilliard de Nueva York. Vino, tocó y conquistó.

Desde entonces, este brillante artista ruso emigrado a los Estados Unidos ha hecho una carrera estupenda. Sus presentaciones tanto en concierto como recital mantienen la magia y electricidad de la juventud. El arsenal musical ha sido enriquecido por experiencias innovadoras: hace un par de años, protagonizó el film Downtown Express. La Fundación Sinfonía le ha invitado para tocar un recital esta noche en el Teatro Nacional, con el acompañamiento de otro excelente músico, el pianista de Estados Unidos John Novacek. El programa del recital es verdaderamente una delicia para encantar el oído y el corazón.

Jean-Marie Leclair (1697-1764)

Sonata para violín y piano en Re major, Op. 9 No. 3

Jean-Marie Leclair fue el más famoso violinista francés de la primera mitad del siglo XVIII y un destacado compositor de conciertos y sonatas para ese instrumento. Su formación inicial, sin embargo, no fue como violinista, sino como bailarín. En esta capacidad, viajó a Turín en 1722 como maestro de ballet, una estancia en la que fue alentado a convertirse en violinista virtuoso por el italiano Giovanni Battista Somis. El contacto tuvo un efecto decisivo en el desarrollo del estilo compositivo de Leclair, que combina en forma única la característica elegancia francesa con el virtuosismo italiano de fuegos artificiales.

Las doce sonatas del Opus 9 fueron la última de las cuatro series de sonatas publicadas por Leclair durante su vida (la quinta apareció póstumamente en 1767). Como tal, pueden ser vistas como la culminación de su estilo dentro de la forma sonata. Incluyen obras muy exigentes, como la Sonata No. 9 en Mi bemol, y piezas más sencillas, como la No. 7 en Sol, que evitan el arsenal de trucos virtuosísticos desarrollados por Leclair (esta pieza en particular fue escrita con la flauta en mente y está marcada como Qui peut si jouer sur la Flûte Allemande). La sonata No. 3 en cuatro movimientos, forma favorita de Leclair, combina la gracia característica del compositor con un fuerte impulso rítmico. El movimiento final es un precioso tambourin, danza viva en ritmo binario.

Ludwig van Beethoven (1770-1827)

Sonata para violín y piano No. 5 en Fa mayor ("Primavera"), Op. 24

Es en esta, su quinta sonata para violín, cuando por vez primera vez Beethoven se libera de la clásica forma de sonata en tres movimientos. Fue una ruptura provisional, sin embargo; el Scherzo tiene poco más que un minuto de duración. La obra rompe con el siglo XVIII en otros aspectos, sobre todo en el lirismo amplio que impregna cada movimiento.

El Allegro inicial comienza con uno de esos temas generosamente líricos, cantados por el violín con acompañamiento delicado del piano. Un segundo grupo temático se presenta más complejo, pero la suave luz del sol pronto regresa con el tema inicial de sinuosa melodía. En el desarrollo, Beethoven inusualmente da la misma atención a todos los temas, pero presenta la melodía de inicio en tono menor, manteniendo una sensación de ligera agitación en toda la sección. El movimiento lento, Adagio molto espressivo, se desplaza a la tonalidad de si bemol y a un estado de ánimo profundamente meditativo. El piano presenta primero la melodía nostálgica, seguido por el violín. Entre ambos instrumentos se entabla un diálogo suave basado en este tema. El tercer movimiento, Allegro molto, es muy ingenioso y comienza y termina con una breve melodía que arranca y se detiene, con el violín deliberadamente fuera de sincronía con el piano. A la mitad, hay un muy breve pasaje que casi da la impresión de que se desliza por ambos instrumentos. El movimiento final es mucho más sustancial. Un Rondo marcado Allegro ma non troppo, comienza en un agradable estilo cortés y mozartiano. Este estribillo vuelve en diversas formas, aunque no significativamente cambiadas, entre pasajes en modo menor de cierta agitación y modesto drama, aunque el carácter alegre del tema principal gana al final.

Johannes Brahms (1833-1897)

Scherzo para violín y piano en Do menor (tercer movimiento de la "Sonata F-A-E"), WoO post. 2

Este Scherzo fue escrito como parte de la Sonata F-A-E, un trabajo de colaboración entre Brahms, Robert Schumann y Albert Dietrich, y marca el alto nivel de participación de Brahms dentro del círculo musical de Robert Schumann. F-A-E significa frei aber einsam (libre pero solitario), el lema del grupo. Por mucho, este es el mejor movimiento de la sonata — Schumann escribió el segundo y cuarto movimientos y Dietrich el primero. La contribución de Brahms es rítmicamente interesante y original en su concepción y continúa siendo parte del repertorio de violín.

Selecciones del CD Opera Breve

En grabación realizada en los estudios de Teldex en Berlín en julio del año pasado, Philippe Quint escogió una serie de obras relacionadas específicamente con su biografía musical, una colección de canciones y arias de ópera que sirven como "asociaciones, reflexiones y recuerdos que me hicieron rememorar personas y momentos muy significativos de mi vida". Quint hizo esas grabaciones tocando el maravilloso violín "Rubí" de Antonio Stradivarius (1708). En su recital en Santo Domingo, interpretará una selección de piezas contenidas en este nuevo CD — que sale a la venta precisamente ahora — de título Opera Breve.

Comienza con una versión extraordinaria y "gitanizada" de la Danza Española de "La Vida Breve" de Falla en transcripción de Kreisler: un rubato sin fisuras junto con un staccato que corta el aire. Sigue con el aria de Lensky, Kuda, kuda, de la ópera "Evgeni Onegin" en la transcripción de Auer, que demanda un legato perfecto. Quint comenta que "Chaikovski realmente permanece sin rival en la expresión de la esencia del alma rusa".

En las arias de bel canto, Quint recuerda que tiene como modelo a los tenores Pavarotti y Lanza. Se aplica con la misma belleza y flexibilidad a Gershwin, en la hermosos arreglos de "Porgy and Bess".

El extremo opuesto del espectro operístico llega en la versión galopante del Largo al factotum de "El Barbero de Sevilla" de Rossini transcrito por Mario Castelnuovo-Tedesco, una fantasía juguetona, abundante en maullidos de gato.