Los que claman por la independencia de los poderes del Estado, están soñando. Pasaran muchos años antes de que esto suceda aun el partido del gobierno perdiera las próximas elecciones. Si se diera este caso, no seria fácil, ni legalmente posible desplazar a los jueces de la SCJ, de la JCE o del Tribunal Constitucional, porque eso requiere de un amplio margen de votos en el Congreso Nacional que la oposición jamás tendría ganando la presidencia en el 2016.
El resultado electoral será muy cerrado y el ganador difícilmente tendría una mayoría holgada en las cámaras para cambiar el marcado sesgo político de las altas cortes.
Un candidato de la oposición estaría obligado a gobernar contando solo con el poder ejecutivo, como estaría también obligado a negociar muchas de sus iniciativas de ley con la oposición, en este caso el partido que gobierna actualmente.
Los casos de corrupción contra figuras del PLD y gobernando la oposición, no pasarían de una primera instancia y si llegan a la Suprema Corte de Justicia ahí mueren. Y ese es un problema serio que el país enfrenta para consolidar su sistema democrático y hacer más independiente los demás poderes del Estado. Lo que tenemos actualmente en estas instancias son dirigentes políticos del partido en el poder protegiendo los intereses de su propia gente.
Pero si gana el PLD, cualquiera que sea el candidato, la crisis institucional tocará fondo y la impunidad será parte de una política de estado que fundirá definitivamente los pocos vestigios de democracia que nos queda.
Continuaran controlándolo todo pero con mucha más restricciones y mucha más represión ya que los conflictos sociales se van a multiplicar en todo el país mientras la impunidad y el autoritarismo se consoliden.
Imaginémonos que fuera Leonel Fernández el próximo presidente de la Republica. Entraríamos entrando de lleno en un periodo oscuro, tenebroso, totalitario y cargado de incertidumbre, inseguridad y vergüenza, porque este hombre no volverá a dejar el poder por mucho tiempo. Tendrá a su disposición todos los medios de comunicación y hará lo posible por neutralizar a los que se le opongan.
Lo primero que hará será hundir a Danilo Medina y su gente para retomar el poder absoluto en su partido. Y después seguir contando con sus amigos de la oposición para que esta se mantenga dividida y en crisis, ahora y por siempre.
El poder absolutista de Leonel se elevará a las nubes y hará con el país lo que le dé la gana y sin temor a nada y con el apoyo de los medios que controla a su antojo. Mucha gente que lo ha atacado sin piedad en estos últimos años pagará por su osadía ya que este hombre es vengativo y no dado al olvido o al perdón.
Y de la reelección, ya me he referido a este tema varias veces. Simplemente reitero que modificar la Constitución para satisfacer los apetitivos de poder de un grupo político que está haciendo de las suyas pero sin mucha alharaca, sería el mayor retroceso político y democrático que sufriría el país, con consecuencias impredecibles. Es terminar igual o peor a como lo hizo el gobierno de Fernández.
Así que nada bueno nos espera en estos próximos años para proclamar avances democráticos o institucionales. Muchos menos en las politizadas altas cortes.
El único consuelo que nos queda es alternar el poder para refrescar el ambiente político y frenar la peligrosa tendencia absolutista a que nos conduce el PLD, aunque con pocas expectativas de éxito en materia de reformas institucionales y mayor independencia de los poderes del Estado. Las razones ya fueron expuestas.