La vida social es la vida de interacción entre los seres humanos y cada uno de nosotros, responde a un determinado comportamiento que viene dado por el conjunto de normas y valores establecidos en la sociedad, a través del proceso de socialización. Estas pautas de conductas generan acciones previsibles por medio de las costumbres, tradiciones, modas, cuya génesis están marcadas por el entorno cultural.
Ese entorno cultural (Socialización + Educación), va fraguando y configurando nuestra personalidad, la que finalmente permea la efectividad de la convivencia humana.
La Violencia como mecanismo o fase culminante de interacción inadecuada y desviada del comportamiento, la cual se visibiliza a través de la Delincuencia y de la Criminalidad, está marcando una nueva forma de relación social en el tejido social de la vida cotidiana del dominicano; sobre todo, en el Gran Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, San Pedro de Macorís, La Vega, Moca, La Romana, Higüey y Bonao.
La Violencia en tanto que forma de dominación tiene múltiples dimensiones, entre las que se destaca la violencia Institucionalizada, que es la que deriva del Estado y las distintas formas que asume en sus decisiones. Desde la construcción de leyes, hasta llegar a las distintas maneras de cómo se distribuye la riqueza y prioriza la misma en la sociedad. Esta violencia Institucionalizada, sutil y subliminal, es la que va coadyuvando con el tiempo a la violencia Contestaria, con aquellos sectores que se sienten desplazados, marginados, excluidos de los distintos intereses que se han ido anidando y de cómo las elites políticas asumen el poder. Esta violencia en sí misma, trae consigo de manera inexcusable, respuestas a su transformación.
Es el corolario existencial que a más democracia, a más participación y educación, mayores niveles de conciencia va asumiendo la ciudadanía y en consecuencia, van exigiendo nuevas formas de participación, nuevas formas de vinculación con la sociedad política y ya no están contentas sólo con las libertades civiles y políticas, sino que reclaman mayores garantías sociales y económicas.
Por otro lado, tenemos la violencia de la Seguridad de la Persona, de la Seguridad Pública y la Violencia en la Relaciones Interpersonales, producto de las pocas competencias ciudadanas (obtuvimos el número 38 de 38 países en competencias ciudadanas, el peor país), que deviene de la consecuencia de la falta de respeto a la Tolerancia y a la Diversidad, canteras esenciales para la armonía y la sana convivencia humana.
¿Cuál es la etiología de la Ola de Violencia , del aumento en la Tasa de Victimización y Delincuencia en el tejido social de República Dominicana?
En primer lugar, ya a nadie se le ocurre decir que este fenómeno social es una mera percepción, ni los más fervientes apologistas del status quo podrían decir esto, so pena de perder todo asomo de respeto y credibilidad como persona, como político, como profesional. Desde la Sociología, múltiples son las explicaciones, acusando mayor responsabilidad a la grave problemática institucional, que se expresa en cómo las elites políticas no han querido o no han entendido, que emerge desde los sectores más carenciados y las clases medias, nuevas exigencias societales. Las elites políticas no caminan a la velocidad que la sociedad requiere, en torno a las demandas de más y mejor redistribución de los frutos del crecimiento, de mejor justicia distributiva. De que hoy ya no bastan las garantías de las libertades políticas y los derechos civiles.
La irrupción en el escenario del poder del PRD en el 1978, 1982, 2000, trajo consigo las expectativas de un futuro más halagüeño. Lo mismo ocurrió con el PLD. Su ascenso al poder con una elite política joven y profesional generó las mayores y mejores ilusiones con respecto a las expectativas del futuro, la percepción de progreso, de bienestar, de un mejor Estado, de mayor institucionalidad y mucho menor corrupción y una nueva forma de ver y hacer la política. Se decía que el PLD era la antítesis del PRD y que venía a terminar la obra de Juan Pablo Duarte. Su lema "Servir al Partido para Servir al Pueblo".
Cuando miramos el Informe del 2011 de Latinobarómetro, compremos aun más por qué del crecimiento y auge de la Ola de Violencia, en todas sus dimensiones y manifestaciones. Veamos:
1) Con respecto a la Democracia, el Progreso y la Economía, nuestro país aumentó 2 puntos en el apoyo a la democracia, de 63 a 65, entre 2010 y 2011. La economía disminuyó -2.8. La variación en imagen de progreso 2010-2011, fue de -13 y el Índice de Confianza de los Consumidores es el más bajo de los 18 países de América Latina. El Índice de Confianza de los Consumidores implica tres variables: Confianza Personal, en el País y la expectativa de futuro. Todo esto implica que las expectativas de futuro, la percepción de progreso y la evolución de la sociedad son percibidas de manera negativa. Esto trae consigo formas inadecuadas, desviadas de construir su proyecto de vida. Al no encontrar horizonte de futuro, la violencia, la delincuencia y la criminalidad, se constituye en su norte.
2) Somos el segundo país de los 18, donde el problema fundamental percibido es el Económico, 53 de cada 100 y el peor valorado con respeto a la situación económica personal futura. Obtuvimos 23 de 100. La Encuesta Gallup/Hoy del mes de Agosto lo resalta. Esto nos lleva a la falta de fe y de esperanza en un mañana mejor. Fortalece el Síndrome de la desesperanza y con ello se acrecienta la Agresividad y el Comportamiento desviado.
3) En la pregunta Cuán Justa es la Distribución de la Riqueza, nuestro país ocupó el peldaño 17 de 18. La desigualdad, más que la pobreza, es el gran talón de Aquiles que acusa nuestra sociedad y que en gran medida acelera, como espectro de imitación social, por las necesidades y la valoración de éxito.
4) Donde Latinobarómetro vino a poner la tapa al pomo es con la pregunta SE GOBIERNA PARA EL BIEN DE TODO EL PUEBLO: Obtuvimos la peor valoración, de los 18 países, 9 de 100. Los dominicanos perciben que no se gobierna para el pueblo, sino para unos cuantos poderosos. En nuestro país es notable la gran transformación económica-social de las elites políticas de los últimos 8 años. Una parte significativa de las elites políticas compiten en riquezas y en mansiones con una buena parte de la Oligarquía Tradicional, que en gran medida no es tan ostentosa y exhibicionista como aquella. La política es la mayor zafra de ascenso social; con su poder y su riqueza le ha dado a esa clase política una autonomía inocultable en el trajín de sus acciones y decisiones políticas.
Toda esa corrupción, que se expresa en sus diferentes modalidades: Nepotismo; Padrinazgo, Corrupción Administrativa-Burocrática y Captura del Estado, prohíja de alguna manera, formas de violencias de los sectores más vulnerables de la sociedad. El delito de Cuello Blanco potencializa todo el entramado en nuestro tejido social.
5)En la Confianza en las Instituciones y Confianza en el Gobierno, obtuvimos el penúltimo lugar. Sólo Guatemala es el peor. Estamos en el peldaño 16 de 18, con respecto al Fraude Social, "que es la forma como las personas tratan de recompensar sus desigualdades". Las variables que se destacan: Evadir Impuestos; Comprar algo que sabían que era Pirata; Simular estar enfermo para no ir a trabajar; comprar algo que sabía que era robado. Los dominicanos pierden 6,000 millones anuales en la pequeña corrupción, según un estudio de la PUCMM con el auspicio de la USAID.
6) Finalmente, la Generación "Ni ni", aquellos jóvenes que ni trabajan ni estudian. El promedio de América Latina es de 20%. 17% en los países de Sudamérica; 12% en Uruguay; 13% en Bolivia y 34 % en REPUBLICA DOMINICANA, sencillamente, el más alto de los 18 países, ¡horriblemente, el peor!. El 74% de la generación "Ni ni" viene de hogares con educación básica.
En Ingreso Subjetivo, esto es que trata de medir si no le alcanza y tiene dificultades para satisfacer sus necesidades, el promedio de América Latina es 10; en cambio, REPUBLICA DOMINICANA obtuvo 23, el peor valorado. El Informe Attali, señalaba que el salario real se encuentra estancado en los últimos 20 años.
Todo esto explica cómo la profunda deuda social y con ello la expectativa de futuro negativa, generan mayor Ola de Violencia, Tasa de Victimización y Delincuencia y Criminalidad y cómo las elites políticas de los últimos años han fracasado en hacer de esta sociedad una más inclusiva y con mayor justicia social.