Para  los que  creemos que un mundo  mejor  es posible, estamos  asistiendo,  en medio  de la  crisis  civilizatoria y el vacío  del liderazgo  político mundial,  a una Ola contestataria que  se  expresa   a  través  de  grandes  movimientos  sociales; a un devenir de una contracultura, que comienza  a bloquear  y neutralizar  el  stablishment en las formas de hacer las cosas.

La simbología  en ciernes, como corolario  de la  génesis  del cambio  social, respuesta necesaria de  esta  crisis civilizatoria, viene configurándose en el escenario  de los movimientos  sociales como cuerpo  sin rostro y  heterogéneo  de un nuevo protagonista, colectivo, válido y  exigente, que  brota  a la superficie como preludio  de  las necesidades pretéritas, que  ameritan  de innovadoras y creativas  respuestas, sin desinformación, manipulación  y mentiras.

Los Movimientos Sociales en tanto que  grupos  de individuos comprometidos  en un esfuerzo organizado, están  creciendo  como la verdolaga en el campo a  escala planetaria, como  resultado  de necesidades, aspiraciones, oportunidades profundamente sentidas:  la exclusión; la  marginación; la pobreza; la  desigualdad; el  desempleo; la educación; la corrupción; la impunidad; el cumplimiento  de las leyes; el imperio  de la ley; mejores  políticas sociales; la crisis creada y no pagada por los actores que nos llevaron a la misma, esto  es, la socialización  de la crisis  y la privatización  de la riqueza; la  exclusión de la juventud; la problemática  de género; el feminicidio; la Seguridad Ciudadana; el narcotráfico; el crimen organizado, la delincuencia.

Para  Federico  Javaloy, en su libro Comportamiento Colectivo y  Movimientos Sociales, un  Movimiento Social puede  definirse  como "una colectividad  que  actúa  con cierta continuidad para promover  o  resistir  un cambio  en la sociedad (o  grupo)  de la que forma parte. Es  expresión de un conflicto  con  el orden institucional, un  desafío  que se traduce  en una lucha  por  conseguir  cambios  en dicho orden". Para Anthony Giddens, los Movimientos Sociales son empresas  colectivas  que pretenden luchar  por un interés común  o  garantizar que  se alcance  un objetivo compartido mediante  una  acción que tiene  lugar  al margen  de la  esfera  de las instituciones  establecidas.

El  caleidoscopio  de los  Movimientos Sociales refleja  la  enorme  incertidumbre y la perplejidad societal  en que nos encontramos  hoy como  humanidad. Varios  tipos  de movimientos sociales están anidándose  simultáneamente: Expresivo, Progresista, Reformista y Migratorio. En menor  medida  los movimientos sociales  Revolucionarios, Regresivos, Utopistas  y Conservadores.

La composición   de  los  actores, aquí y allá, de los movimientos sociales, nos dice el grado  de insatisfacción  de las sociedades con las elites políticas. Reclaman una  nueva forma  de hacer política y  de distribuir las riquezas. Exigen  un mundo  más  humano, más solidario, con más oportunidades. En  el caso nuestro, el Movimiento  Social Coalición por una Educación Digna, ha concitado  el apoyo  de todas las clases  sociales y  sectores, con un apoyo  mediático y  de movilización social. Este movimiento  social ha  despertado a  determinados  sectores sociales  a movilizarse   por intereses  de su comunidad  que antes era  impensable  e imposible  verlos  y  mucho menos  creerlos.

Vimos  en la  semana  pasada  a los empresarios  de  Haina (AIEHAINA), con su presidente  Flavio  Rodríguez Méndez, encabezando  una movilización  con otras organizaciones. Haina  aporta  el  34%  del PIB y  genera  alrededor  de  25,000 empleos, según dicha  institución; sin embargo, tienen 20  años  pidiendo que le arreglen  las calles. También  se movilizaban  contra la delincuencia  y la criminalidad  que  existe en  esa importante  comunidad. ¡Los empresarios, ellos mismos en  acción!

Los Libertarios, un estudio sociológico  acerca  de los roles y  de las personas que lo constituyen, jóvenes  de clase media y media  alta, profesionales y  cuasi profesionales, nos señala  el augurio  brillante  que se cierne para la sociedad  dominicana. La  Ola contestataria de una parte significativa  de la juventud  dominicana, con mayor  conciencia social, sensibilidad y solidaridad que la generación  anterior  a  ella. Es probable que ninguno  de  ellos estudiara  en  escuelas públicas  ni en la  universidad pública, ¡ahí  está su grandeza!. Es el claro ejemplo  de la  expresión  y el reto  de un grupo dentro  de un Movimiento Social que  desafía  el  statu quo (el gobernante  no cumple la ley), y, construyen una contracultura. Es la  respuesta cardinal  a  esta  hegemonía  de ideas reproducidas  desde los  espacios  de poder. "El problema no es inversión, es calidad". Como  si  calidad  e inversión  fueran  excluyentes; al contrario, no  puede haber calidad sin inversión y el qué  se enseña, cómo  se enseña y para qué  se enseña es el dibujo  retratado que  debió  asumir  con voluntad  política  el Ejecutivo desde hace  años.

Allí mismo  en la Zona Colonial, estos jóvenes  pusieron  en  evidencia, de manera gráfica  y lapidaria, porqué  es necesario  el  4%. La dirección de esa Escuela tenía 10 años solicitando su reacondicionamiento. ¡Es  que  a  menudo  y  casi siempre el salto  en la construcción   de una nueva  fase,  de una nueva  era, no  basta  la razón, sino la asunción con  verdadera pasión, que  es la cristalización del esfuerzo  razonado con la emoción!. Es el juego de la  proactividad  que  caracteriza a  la juventud contestaria. ¡Enhorabuena!

Estos  Movimientos Sociales que  emergen con inusitada  rapidez, constituyen  el preludio de nuevas  reconfiguraciones históricas, ante  la crisis  civilizatoria que hoy nos acogota y que la clase política  tradicional  no  da  respuesta. Ellos  son el  espacio novedoso  de los procesos  sociales que la  humanidad vive hoy y el  eje  articulador de las  transformaciones  por  venir.  Manuel Castells nos lo dice  con su  sabia  sabiduría "Los Movimientos Sociales han  de comprenderse  en sus propios  términos: a  saber, son  lo que dicen  ser,  es necesario  definirlos  desde  sus prácticas,  valores y discursos, en  relación  a los procesos sociales  a los que  parecen  estar  asociados".

Los  Movimientos sociales como signos  del Capital Social, reflejan  las necesidades, aspiraciones, oportunidades y  cambios de los  grupos  sociales; en consecuencia, surgen  en un contexto particular, que no necesariamente  actúan  como ancla del pasado   ni mucho menos  recetario  del futuro. Su  grado  de asociatividad  corresponde a la  dinámica   interna y  externa  de la evolución  social, en la búsqueda siempre  de  más y mejor  calidad  de vida y  mayor bienestar. Su naturaleza  esencial  es el cambio, sobre todo, en el ejercicio o en la distribución  del poder   a  favor   de  los intereses colectivos. Ellos  son  el sentido  de nosotros y  cuya  evaluación  son sus acciones como visibilidad social.

Los  Movimientos Sociales  como  Ola Contestataria vienen  a  desafiar   las interpretaciones  y  reducciones  del poder sobre   determinados   elementos  de la vida social, económica, política, cultural, ecológica, climática y  territorial. Por  eso hoy, los movimientos sociales son el  escenario  de vida colectivo para desarticular  la  retórica del poder por la  retórica del cambio, lo  que  nos permitirá apagar  esa llama  lacerante de  agravios históricos por una  f