Los dominicanos estamos siendo objeto de argucias y falseamiento de muchas realidades que se viven actualmente en el país. En otras palabras y utilizando una expresión popular: nos hacen un arroz con mango. Son tantas las situaciones y acontecimientos sobre los cuales se nos oculta la “real verdad” que en muchas de ellas no sabemos a qué atenernos, porque de un lado nos los pintan de un color y del otro lado se le da otro matiz.

Por ejemplo, se ha hecho un arroz con mango con el Plan de Regularización de Extranjeros que se pusiera en marcha el 1ro. de Junio de 2014 . La gran mayoría de los dominicanos aspira a que nuestro país se enrumbe por un camino de desarrollo, progreso y paz. De igual manera todos los conciudadanos de buen corazón desean que el vecino país de Haití pueda también encontrar la senda que lo conduzca a un mejor destino.

Pero lo que esperamos los dominicanos, es que las autoridades tomen las acciones necesarias para controlar la masiva inmigración de nacionales haitianos ilegales, pues ya la cuantía resulta desmesurada, y atenta contra la mano de obra nacional, contra la soberanía, y contra la identidad dominicana. hasta ahora no vemos resultados satisfactorios con la finalizada regularización, y como resulta con muchos de los procesos a los que se aboca la República Dominicana, se ha hecho un arroz con mango en el mencionado Plan, que según el experto en asuntos migratorios Juan Manuel Rosario, no pasan de 6 o 7 mil personas, los aptos para ser regularizada su situación migratoria, por no haber depositado los documentos requeridos. Sin embargo, el Ministerio de Interior y Policía afirma que cumplieron con el proceso unas 200 mil personas, a lo que se aduce que no se cumplió con las leyes dominicanas, obviando en el proceso, el Interés Nacional ya que a ciento de miles de extranjeros sin papeles que los acreditara para regularizarse, se les otorgó residencia y opción a la nacionalidad dominicana.

Se está haciendo un arroz con mango en el Sistema Sanitario y de salud de la República Dominicana con respeto a las atenciones a parturientas haitianas. Se tiene noticias de que la República Dominicana gasta una cifra ascendente a unos 5 mil 280 millones de pesos al año, sólo en las atenciones que se les prestan a las mujeres haitianas que vienen a parir en este lado de la isla. Esto es parte del proceso que han planificado un gran número de ONGs pro haitianas y algunos integrantes de la comunidad Internacional, y que se le ha llegado a llamar “La invasión por el útero”. Esta denominación no es descabellada, pues ha sido desde hace un buen tiempo, una estrategia con resultados muy favorables de exportación de personas con la finalidad de establecerlos en el lugar de destino y hacerlos tener descendencia en gran cantidad, para sustituir el poder de ese lugar, procurando su dominación.

Nos preguntamos ¿como puede ser que las autoridades dominicanas no vean (si no se están haciendo de la vista gorda) el propósito de esta avalancha de mujeres haitianas en nuestras maternidades? Cabe preguntarse también, si el procedimiento establecido para el registro civil se está llevando a cabo de manera correcta en los hospitales que nacen esos niños hijos de haitianos?

Se ha hecho un arroz con mango con las informaciones que se vierten al Pueblo Dominicano sobre el status de la frontera con nuestro vecino del Oeste, en cuanto a si permanece abierta a la inmigración sin controles, y la prohibición de deportación. Se recuerda que el Presidente de la República Danilo Medina según informaciones del Ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo emitió un decreto disponiendo la suspensión de las deportaciones de haitianos ilegales en territorio dominicano. Sin embargo desde enero del 2014, cuando se emitiera la información, por parte del ministro Montalvo, hasta mucho después, se desconoció el número del decreto, pero más adelante se especificó que la disposición estaba contenida en el decreto N0. 326-13. En cuanto a la vigencia que tendría la disposición se hace referencia a que la validez era durante el Plan de Regularización, pero al parecer se sigue aplicando la prohibición, pues cada día es mayor el número de haitianos ilegales en las calles de nuestras ciudades y campos.

Por último, venimos viendo un impresionante movimiento que expresa gran civismo en sus reclamos, de los que particularmente – igual que gran parte de la ciudadanía – nos hemos declarado favorecedores, pues estos van determinados a enfrentar los flagelos de la corrupción y la impunidad que se señorean en la República Dominicana, me refiero al Movimiento Verde y sus acciones de masa en los que se exige que los corruptos sean llevados al banquillo de los acusados y que la justicia actúe apegada a los principios de una constante y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho. Pero justo es alertar sobre las intenciones veladas de movimientos políticos y ONGs que buscan pescar en mar revuelto y de alguna manera desacreditar a la corriente cívica. Estas organizaciones tienen propósitos muy diversos y los hay de diversas tendencias, pero todos confluyen en opacar el éxito logrado hasta ahora.

Todos los buenos dominicanos, los que queremos un mejor destino para nuestro pueblo, los que queremos la convivencia pacífica y vivir en un Estado de Derecho, debemos estar ojo avizor para que – ante los reclamos cívicos – no nos hagan un arroz con mango.