¿Qué saca lo mejor de las personas? Y ¿Qué saca lo peor de las personas?

Hay múltiples tratados sobre estos asuntos, pero la realidad es que, aunque tenemos muchas teorías, en la práctica operamos de espaldas a las mismas. Si hacemos una encuesta y preguntamos a las personas,de las decisiones que has tomado, si pudieras,¿cuáles cambiarias? y ¿En qué momento de tu vida tomaste esas decisiones?no me sorprendería que la mayoría de las decisiones o actuaciones de las que nos arrepentimosfueron tomadas cuando se estaba con un gran enojo, cuando nos invadió un sentimiento de vulnerabilidad y nos pusimos a la defensiva. O lo que es peor, nos movió la maldad y actuamos conscientesde que producíamos un daño a otro ser humano. Esta última razón, posiblemente pocas personas lo reconozcan; y creo sinceramente, (o espero)que es la menos frecuente. Pienso que la mayoría de las ocasiones que cometemos actos terribles lo hacemos desde el enojo o desde la defensiva, sobre un hecho real o imaginario.

Me explico, nos puede parecer ciertotodo lo que han dicho sobre el matador de 17 personas en una escuela de Parkland, Florida (Estados Unidos), en variasdirecciones: a) quienes lo presentan como un joven con una vida azarosa, víctima de sus propias circunstancias y con acceso a armas por la irracionalidad social/legal estadounidense que hace posible que grupos poderosos se empecinen en que las armas sean instrumentos de acceso libre; b) quienes piensan que es un enfermo lleno de maldad, pero que no está loco, porque si es loco debió atentar contra sí mismo y no contra la escuela; y c) quienes piensan que realmente tiene problemas mentales.

Qué decir del espeluznante caso del asesinato de Reyna Isabel, Ángela, Daniela y Rajami, que consternó a todo el mundopor varios días. Pero, que definitivamente no había nadie medianamente famoso/a involucrado/a en el hecho ¿será por eso que ya la prensa habla poco del caso?  Y lo que habló, ha girado más en torno al prejuicio del confeso asesino porque usa “vestimentas extrañas” y oye música “metálica”; y no a la consternación del asesinato de cuatro personas. Ha sido más reseñada y comentada, la facha del agresor, que el dolor por las cuatro vidas perdidas de una forma tan terrible.

La irracionalidad nos llega a tanto, que ni siquiera percibimos que actuamos con la misma virulencia y violencia cada vez que nos parece más adecuado actuar desde el mismo salvajismo que nos “horrorizó” y tomar venganza. En lugar de querer que las estructuras sociales funcionen y cada quien pague por su responsabilidad en la forma preestablecida. Escuché una entrevista a la madre del confeso asesino, en la misma implora, llora, pide perdón, se rompeen mil pedazos por lo que estaba sucediendo; y en medio de todo, narra que tuvo que abandonar su casa y esconderse por las amenazas de lo que van a hacerle, las gentes “buenas” que están enojadas por lo que hizo su hijo.

Al final, cuando suceden situaciones como estaslas sociedades deberían revisar sus procesos de convivencia, socialización y violencia. Por responsable que sea quien disparo, no es el único; y si queremos resolverlo, tenemos que ser capaces de mirar todo lo que subyace y late en toda la estructura social.

Posiblemente si solo se toma la medida de establecer mayores controles de acceso a armas de fuego, no se solucione el problema, pero no me cabe la menor duda de que es un elemento fundamental. Sin embargo, las “soluciones” que se están discutiendo, lo que están implicando es armar a poblaciones que posiblemente sean las que menos contacto tienen con armas de fuego, a maestros y maestras, en la propia escuela. Acompañado de tener patrullas armadas a lo interno. A todas luces un remedio inadecuado, y que podría incluso hacer mas vulnerables a las niñas y los niños en las escuelas.

Y en nuestro país, con la violencia de género y la violencia contra la mujer, seguimos actuando de espaldas al reconocimiento de que es un problema estructural, social, histórico, que el machismo arraiga y naturaliza; y desde ahí se convierte en un problema individual. No son locos los hombres que matan a las mujeres, actúan en concordancia con una ideología que les hace pensar que son superiores y a las mujeres las sigue construyendo para la subordinación.

Es tanto lo que habría que comprender y hacer, que hoy solo puedo quedarme con las expresiones de Silvio Rodríguez, en su Playa Girón: “…tomando en cuenta lo implacable que debe ser la verdad, quisiera preguntar, me urge tanto ¿Qué debiera decir? ¿Qué fronteras debo respetar? ¿Hasta dónde debemos, practicar las verdades?…

Mi propuesta es aferrarme a la certeza del bien, para no morir en el intento.

¿Y la de ustedes?