La inseguridad, la corrupción, las mentiras y contradicciones de nuestras autoridades, la merma del poder adquisitivo, el dengue, la falta de agua, el caos del tránsito, la basura, son algunas de las situaciones de las que ningún habitante de la Republica Dominicana se puede escapar. Con independencia del estrato social en que estemos ubicados, nos encontramos un buen día con el mosquito Aedes Aegypti, un atracador, o parados sin razón durante un tiempo interminable en un semáforo por la incompetencia de un AMET, desatando en el más paciente ser humano deseos irrefrenables de matar al infeliz de turno.
Estos contextos son, sin lugar a dudas, parte de los excelentes motivos por los cuales las encuestas dan al presidente de la República preferencias superlativas en el electorado local y continental, y por los cuales todo dominicano y dominicana debería, en su alma y conciencia, reelegir a Danilo Medina.
Inmerso en su faena diaria, que obliga al ciudadano de a pie a sortear los obstáculos sin fin que enfrenta, de buenas a primera, surgen nuevas fuentes de intoxicación que agregan un poco de pimienta en la salsa actual. La imperiosa necesidad de construir un muro en la frontera domínico haitiana, los falsos problemas del libro de sexto curso en vigor desde el año 2006 y reeditado en 2013, así como las repentinas críticas de parte de sectores católicos y evangélicos al manual Hablemos, publicado hace 19 años en su primera versión por la Asociación Dominicana Pro Bienestar de la Familia (PROFAMILIA) y que, dicho sea de paso, debería ser libro de cabecera de cada educador y educadora del país.
Uno se puede preguntar qué mosca le ha picado un buen día a un reconocido historiador, ensayista y miembro de la Academia Dominicana de la Lengua Española para “entrarle”, de manera un tanto tosca y sin fundamentos, a un texto que si bien puede tener errores como la mayoría de los libros escolares vigentes, revisados y aprobados por el MINERD, no contiene ninguno de los vicios señalados en el artículo publicado con gran despliegue en el Listín Diario.
Para situar las cosas en su debido lugar, la embestida contra el texto escolar criticado ha sido rebatida de manera más que convincente, tanto por el historiador Raymundo González como por la antropóloga Tahira Vargas.
Cuando el Listín Diario publicó el pedigrí del autor de la crítica al manual de enseñanza no sacó a relucir que éste es candidato a diputado por el Distrito Nacional por la misma Fuerza Nacional Progresista que promueve la construcción de un muro en la frontera y que divide a los ciudadanos en patriotas o antipatriotas, según sus posiciones racionales o antirracionales frente a los temas de la migración y la nacionalidad.
Llama la atención que solo días después del ataque al libro de sexto, asistimos a un fenómeno similar cuando sale a la palestra la ofensiva de los grupos más conservadores de las iglesias, católica y evangélicas, en contra de un manual que existe desde hace años y que viene a colmar la ignorancia, la cobardía y la desidia del sector educativo en materia de derechos reproductivos y sexuales. Este último texto habla de derechos: derechos de la niñez, de la juventud, de la mujer, a la salud sexual, a la no discriminación, todos reconocidos por los tratados que ha firmado y ratificado el Estado dominicano.
Desde el gobierno se está trabajando, a menudo de manera subrepticia y taimada, para reforzar el conservadurismo que invade de manera diversa todos los estamentos de la sociedad. El Estado no está actuando como garante de derechos: cedió al chantaje sin debate contradictorio y retiró el manual de 6to. grado del currículo. Este mismo Estado está permitiendo que el principio de laicidad sea progresivamente excluido de las escuelas públicas y se resiste de manera irresponsable a la introducción de la educación sexual científica e integral en las escuelas.