Si se aplica la ley durante el proceso que comenzó esta semana con relación al mostrenco expediente Odebrecht, debe excluirse desde ahora a Andrés Bautista, quien nunca debió haber sido incluido en este caso. Aquí debe cesar la politización de los casos. El infundado edificio acusatorio del Ministerio Público se ha derrumbando, como el país ha visto. Esta farsa, consistente en una acusación con una historia distorsionada, falaz y carente de pruebas, debe concluir con decisiones firmes de la Suprema Corte de Justicia o de los tribunales que resulten apoderados finalmente.
Las Salas Reunidas de la SCJ, apoderada de un recurso de casación contra la decisión de envío a juicio, debe revocar el envío a juicio de Andrés Bautista y, en todo caso, lo que se espera es un juicio justo. Para que haya justicia creíble los jueces deben ser independientes, base de su imparcialidad. Dejar sin efecto el juicio de fondo es lo procedente, sobre todo respecto de quienes nunca debieron formar parte de este circo, montado para ganar simpatías políticas y contaminar la cabeza de los jueces, lo que es peligroso para la credibilidad del sistema judicial, más en tiempos preelectorales donde garantizar la estabilidad sistémica y política es prioridad.
Procurador Jean Alain la población no es tonta. Usted sabe quiénes son los sobornados, los enriquecidos ilícitamente y los verdaderos lavadores de dinero. El país no es ciego y sabe quiénes son los que deberían responder por los actos de corrupción. Usted los excluyó deliberadamente y eso es prevaricar. Usted lo sabe: Andrés Bautista está en el proceso por pura arbitrariedad, abuso, falta de responsabilidad y de objetividad suya.
Los procesos judiciales no deben ser un medio de presiones políticas o externas, más cuando se usan para esconder la verdad. Lo único que sustenta la acusación contra Andrés Bautista es su pertenencia al partido opositor mayoritario y su connotación como alto dirigente de esa organización –sometido cuando era presidente del PRM-. Ahora los jueces deben aplicar la ley y la Constitución, cosa que no hizo Ortega Polanco al enviar a juicio, sin razón alguna, a Andrés Bautista, con lo que contribuirían con el prestigio seriamente cuestionado del Poder Judicial.