A raíz del actual "affaire" con la Odebrecht y los alegados US$92 millones de dólares otorgado por la firma en comisión irregular y dolosa a funcionarios dominicanos, a cambio del otorgamiento de contratos para la ejecución de obras en el territorio nacional, cobra vigencia el artículo que escribiéramos a principios del 2015, en el cual cuestionamos una entrevista que concediera a la AFP Jorge Barata director ejecutivo de Odebrecht Latinvest.
Ese alto ejecutivo afirmó en aquella ocasión que era un buen momento para invertir en América Latina pese a la desaceleración económica habida en la región y que su empresa miraba con interés a Perú, Colombia, México, Panamá y Cuba.
Ante esa declaración cuestionamos las razones que lo indujeron a dejar fuera de su interés a un país como el nuestro que por varios años había sido tan provechoso a sus intereses y negocios en el territorio nacional.
Independientemente de las gestiones de soborno que para esa fecha parece haber estado en su apogeo, entendíamos que parte de las razones residía en las propuestas de marca país, de cuatro de los cinco países mencionados, ante la exclusión de Cuba por razones obvias.
El perfil de los demás residía en campañas de promoción Marca País, bajo un concepto estratégico de diversificación de sus potencialidades, sus atributos y sus valores.
“Un Perú para cada Quien” reflejaba su diversidad, su carácter polifacético, cautivador, fomentando la exportación, y el turismo. “La respuesta es Colombia”, la mega diversidad eje de la marca asociada a la idea de un país que ofrece soluciones de talento humano, estabilidad, proyección de su economía, variedad étnica, turística, lingüística y cultural.
“México único, diverso y mas allá de la hospitalidad” con su inmensa riqueza natural y cultural. Mientras “Panamá El Camino” mostraba una amplia gama de interpretaciones como el camino del éxito, el camino a la aventura.
A la luz de lo ocurrido en la actualidad parece que todo fue producto de una "bola de humo" para ocultar el alto monto de las gestiones corruptoras que se ejecutaban en altos estamentos gubernamentales de la época.