Durante la década del 70 las iniciativas de un grupo de artistas produjeron como resultado el Círculo de Artistas. Su objetivo fundamental era el reconocimiento como clase, y lograr también insertarse en el espectro social de aquel entonces. Sus esfuerzos se consagraron con la formación y posterior nacimiento del Colegio de Artistas Plásticos. Por lo que según deja constancia la historia, cada etapa trae nuevos esfuerzos y oportunidades.

Lo mismo se ha visto con la creación de la Asociación Dominicana de Artistas Visuales, ADAV. Es la impronta que adeudan varias generaciones tanto de la plástica como practicantes de los denominados “nuevos medios”, de los actores de la visual y la producción de la imagen.

El planteamiento de este grupo de artistas es el de brindar un nuevo soporte que sirva para la gestión del espacio social que muchos entienden han perdido. Que a su vez reconozca el trabajo de los profesionales del ámbito artístico nacional tales como: Dibujantes, pintores, escultores, grabadistas, ceramistas, fotógrafos, diseñadores gráficos, ilustradores, performers, instaladores, artistas digitales y del videoarte.

Si se tiene al menos un mínimo sentido de la evolución y los procesos sociales, se puede entender que la pertinencia de una estructura como esta, es un impulso descentralizado que puede contribuir a la formulación de políticas de aplicación pública y privada. A la producción de proyectos investigativos y de facilitación de información especializada sobre el arte y la cultura visual.

En la actualidad dominicana la gestión y producción de proyectos artísticos, culturales y recreativos se realiza sin herramientas ni canales formales, por lo que siempre será conveniente un método de organización. Los espacios se ocupan, y si el trabajo tiene un impacto social entonces prestemos toda atención.