En la República Popular China (RPCh) se están produciendo cambios, una generación de liderazgo le da paso a otra. Xi Jinping como nuevo Presidente o Jefe de Estado, Li Keqiang, como nuevo Primer Ministro o Jefe de Gobierno y Zhang Dejiang, como nuevo Presidente del Comité Permanente de la de la Asamblea Popular Nacional (APN), sustituyen a Hu Jintao, Wen Jiabao y Wu Bangguo respectivamente.
Aunque desde ya se han planteado significativas reformas económicas y ligeras reformas políticas, en lo que no habrá cambio, es en el modelo marco general que le ha dado resultados a China, desde la época de Deng Xiaoping, me refiero al, “Socialismo con peculiaridades chinas”. En los discursos de despedida de los líderes de la IV Generación, comenzando por Hu Jintao, este fue el tema dominante, el eje transversal. Los líderes que asumen, comenzando por Xi Jinping, lo han reiterado.
¿Pero qué es eso? Es una posición ecléctica entre izquierda y derecha, entre capitalismo y socialismo, entre economía de mercado y economía planificada. Los chinos, con Deng Xiaoping a la cabeza, entendieron que si bien estaba claro el “qué hacer”, lo que querían hacer desde un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, tenían que redefinir el “cómo hacerlo”. Es por eso que observaron lo que estaba dando resultados en otras economías, cómo los chinos en Hong Kong, Taiwán y Singapur estaban generando riquezas y lo adaptaron a su realidad, pero sobre todo sin renunciar a sus ideales, sus principios, a su revolución y a su socialismo. Generar riquezas como las economías de mercado y capitalistas, pero con la diferencia, de que esas riquezas tendrán una distribución más equitativa, procurarán sacar al pueblo de la miseria, a través del empleo, la educación, salud, acceso a alimentos para todos. Aunque parece un capitalismo lo que hay en China hoy, no lo es y ellos no lo aceptan como tal, es y si lo estudiamos a fondo, lo entenderemos, un “Socialismo con peculiaridades chinas”. ¿Con debilidades, como el de la profundización de las desigualdades? Es cierto, ese es uno de los desafío de esta nueva generación.
El sueño de Mao y demás líderes de la RPCh fue y sigue siendo alcanzar el bienestar para todos, la riqueza material por medio a la cual se pueda alcanzar el ideal socialista. China se repensó, revisó sus ideas y hoy está obteniendo resultados asombrosos, está logrando sus objetivos con un socialismo con peculiaridades chinas.
¿Se puede hablar entonces de un modelo chino? Hasta cierto punto si, porque lejos de asumir el llamado “Consenso de Washington”, lo que han hecho muchos países del mundo y sobre todo de América Latina, es observar el “Consenso de Beijing”, no para adoptarlo, que es tarea necia, sino para adaptarlo. Lo que observamos en Brasil con Lula y continúa Dilma, en Venezuela con Chávez y sus continuadores, en Ecuador con Rafael Correa, no es menos que eso, socialismos con sellos nacionales.
Aunque muchos no lo hayan advertido, lo que se está gestando en la República Dominicana, con Danilo Medina a la cabeza es eso, un: “Socialismo con peculiaridades dominicanas”. ¿Cómo el de China? No, como el dominicano, aunque no descarto estudiar lo que ha dado resultados allá en lo económico que se pueda moldear a nuestra realidad y sistema político.