El Sur de 1976, un sur herido por la pobreza y la marginalidad del Estado. Un Sur que se hacía largo, árido y sin una esperanza cierta de garantizar bienestar y un futuro a su gente. Un Sur con la diversidad de clima y la riqueza de sus tierras que agonizaba en el desamparo de la desatención de todos los gobiernos. Un sur marcado por la desnutrición, analfabetismo y ausencia total de asistencia técnica y financiera para su desarrollo;  era la realidad antes de la llegada en los años 50s de la Congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María (CICM), llamados los padres belgas, que no  todos eran belgas,  sino, también, filipinos, norteamericanos y de otras nacionalidades.

Camilo, Frank, Francisco, Estanislao, Norman, David, Teo, Ricardo, Ramón, José, Leo, Rogelio, León, Valentín, Alejandro, Julio, Andrés, Santiago, José Ignacio, Humberto y Gerardo junto a otros sacerdotes de los CICM y la monja María Coleman (rama femenina), construyeron un nuevo surco de esperanza con su trabajo pastoral en este sur olvidado y abandonado. Forjaron de forma tenaz  estructuras eclesiales y sociales  que organizaron desde las Parroquias, centros comunales, reunión pastoral de zona, escuelas y residencias de ancianos a: Lemba, Promus, Radio Enriquillo y Ceajuris entre otras instituciones. Esta fue la base que inició  la transformación de la mentalidad, y la realidad pastoral y social de la llamada Prefectura de la Diócesis de San Juan de la Maguana, cuyo Obispo era Monseñor Tomás Reilly,  que dio origen un 28 de Agosto a la Diócesis  de Barahona, mediante la   Bula "Ad Animarum" del 25 de abril de 1976.

Hizo que el sur y la iglesia del sur sean parte de las políticas públicas del Estado y de la inversión empresarial.

Un sábado 28 de agosto, a las 10:00 am. En la Cancha Marino Matos de la Ciudad de Barahona, se ordena el primer obispo de la naciente Diócesis de Barahona, Fabio Mamerto Rivas Santos, sacerdote Salesiano. Hombre sencillo de Cutupú la Vega, que impactó con su humildad, su forma de llegar a la  gente y su lenguaje llano, coloquial y directo de decir y hacer la las cosas.

Ese sábado 28 de agosto de 1976 comienza  una nueva etapa no sólo pastoral; sino, también,  social para la región Enriquillo. Un pastor, Monseñor Rivas, que  hizo poner en el mapa  la atención del gobierno para  el sur. Fue una voz que hizo saber que el sur también existe y, merece respeto. Hizo que el sur y la iglesia del sur sean parte de las políticas públicas del Estado y de la inversión empresarial.

40  años,   no sólo de fundación de una diócesis y ordenación de un obispo, su primer obispo. Celebramos, más que todo,  en Fabio Mamerto Rivas este 28 de agosto,  40 años de  un camino trillado con más esperanza para la Iglesia de la Diócesis de Barahona y la región más olvida por todos los gobiernos, incluyendo el actual.