La actual crisis del Coronavirus ha puesto en relieve entre otros aspectos la epidemia de la obesidad que impacta directamente a afroamericanos e hispanos y por supuesto los diversos problemas de salud relacionados a esta enfermedad; siendo un verdadero problema de salud Pública.

En retrospectiva, la principal causa del alarmante aumento de esta es la comida industrializada, cuyo origen buscaba satisfacer el hambre de los combatientes en los campos de batalla. -Por ejemplo- Thomas Kensett abrió en Nueva York la primera empresa de enlatados en el 1812; en el 1896 se desarrolló un programa de raciones de alimentos para cumplir con el sustento de los soldados. Durante la I Guerra Mundial, se diseñaron las porciones enlatadas y deshidratadas con igual fin.

En tanto que en el 1941 durante La II Guerra Mundial el Dr. Ancel Keys, creó las “Raciones K” una forma de productos perecederos de bajo costo, que aportaba la cantidad de 3,500 calorías por día a los militares.

¿Cómo la nación más poderosa del mundo ha logrado mantener una industria que mueve millones de dólares, cuyo criterio de proteger la salud pública deben ser regulados por las agencias federales tales como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS, siglas en inglés) el Departamento de Agricultura, y Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en siglas en inglés)?

¿Cuál ha sido el papel de los diversos gobiernos quienes tienen la obligación de enfrentar los males asociados con la obesidad, ya que los hispanos adultos tienen una tasa del 47% y los afroamericanos del 46.8%, mientras que “1 de cada 5 niños en los Estados Unidos (19%) tiene obesidad”; datos de Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)?

La producción de comida en masa genera cientos de millones de dólares a una nación que literalmente “sigue” en guerra, manteniendo un total de 587 bases militares en 42 naciones, con una  industria bélica que deja sustanciosos ingresos y que es fundamental para sustentar la imagen de primera potencia; gastando  toneladas de dólares para conservar presencia en Medio Oriente, Europa y el resto del mundo.

El mercado de los productos industrializados Estadounidense le suple alimentos a 325 millones de habitantes; esta presión demográfica es la causante de que se manufacturen, fabriquen, procesen, empaquen y distribuyan productos carentes de valor nutricional y ricos en azúcares, grasa saturadas, aditivos, sal y que representan mucho riesgo para la salud.

En prospecto, la obesidad en Los Estados Unidos tiene mucho que ver con el agitado ritmo de vida, exceso de trabajo, poca información de parte de los Estados, los gobiernos de turno y el multimillonario negocio de las empresas de salud.

Esto no quiere decir que la mala alimentación sea la causante del contagio del Coronavirus; pero los expertos en la salud afirman que el problema más significativo que tiene Estados Unidos es que los alimentos no aportan los nutrientes, grasas, proteínas, vitaminas y minerales que ayuden al organismo a prepararse para combatir cualquier tipo de enfermedad.

Más allá de la carencia de políticas  públicas en las áreas de la alimentación, existe una cortina de humo que esconde la realidad de un país con una sociedad obesamente enferma; desarrollando males asociados por el exceso de productos de rápida cocción, baratos responsables de patologías  coronarias, diabetes, hipertensión arterial, arteriosclerosis, cerebrovasculares, renales, hígado graso, etc.

En medio de la actual crisis sanitaria, la más grave desde La II Guerra Mundial, vuelve a ponerse sobre el tapete la vulnerabilidad existente entre las minorías Afroamericana e Hispana, ocupando los primeros lugares en contagios y muertes. Los problemas que prevalecen este segmento de la población, acentúan la disparidad de un sistema excluyente; con poco o ningún acceso a adecuados servicios de salud.